Hace justamente dos semanas que perdí un ser querido. He navegado sentimientos de duelo, rabia y tristeza. Ahora se me hace presente su ausencia, tejida en una sensación de extrañeza, en forma de «como si no pudiera ser».
Llevo mi atención al verbo empleado: perder. El tan utilizado «perder alguien». Perder implica posesión previa. Y sin embargo, nunca llegamos a poseer nada. Ella se fue. La fuerza vital dejó de animar a su cuerpo para volver a la fuente.
Lo mismo sucederá contigo, conmigo y todo el mundo. Eres el envoltorio de una fuerza que no te pertenece pero que te ha sido cedida por un tiempo. La pregunta entonces es: ¿Cómo honras esta fuerza y te haces digno del regalo de la vida?
Hace años que sostengo este pregunta en mi centro. Y en cierta forma, todo lo que hago es un intento de responderla.
Las palabras han sido grandes amigas en esta intención, y es precisamente durante este periodo que aflora en mí la necesidad de explorar y compartir mediante poemas, expresión hasta ahora reservada para espacios como el coaching y por supuesto en la propia intimidad.
Nadie nos enseña a perder,
Perder – magda barceló
y sin embargo es una constante segura
en este extraño viaje.
Perder un ser querido,
perder un sueño,
perder la salud,
perder un oficio,
perder la vida.
Ahora te hemos perdido ti.
Ya no estás, …
Tu marcha nos ha trastornado.
Ahora, tenemos que volver a inventarnos como familia,
como organismo.
El vacío que has dejado nos invita a ser mejores,
a abrir nuestros corazones y dejarnos de tonterías,
nos empuja a amarnos,
a estar presentes,
precisamente ahora que los días,
todavía son sombríos,
y nuestras voces suenan tristes y profundas.
Mirada interior
Y es en este constante perder, soltar, cambiar de piel, volver a encontrarse, …. que te pregunto: ¿Qué te empuja tu propósito a hacer en este momento? ¿Cómo puedes darle espacio?