¿Por qué alimentar a tu alma salvaje?
Sonidos que conectan
Ayer, al recoger a mi hija de la escuela escuché un ruido que no lograba identificar. La escuela está en el campo y a menudo me sorprenden cantos de pájaros que en la ciudad no se escuchan.
Mhhh, que canto tan curioso, pensé. Como una niña me acerqué al lugar de donde provenía. Aquél sonido resonaba en mi interior de forma sorprendente.
Lo salvaje
François Raoult músico y maestro de yoga afirma que si no recibimos periódicamente música en vivo, una parte de nuestra alma no se llega a nutrir.
En el mismo sentido, estar en el campo, en la naturaleza nos conecta con una parte salvaje de nosotros mismos, entendiendo salvaje en el sentido de no condicionada o socializada, de alguna forma “pura”. Quizás te preguntes porqué es importante cuidar de esta parte. Mi experiencia es que cuanto más en contacto con esta parte no educada, no condicionada, no socializada estés, más vitalidad disfrutarás.
Trascender que no ignorar
En la senda del desarrollo y la evolución personal, a veces se malinterpreta lo que ocurre con estadios evolutivos anteriores. Tal y como Robert Augustus Masters elabora brillantemente en su Spiritual Bypassing, evolucionar o crecer espiritualmente no significa dejar de experimentar emociones como la tristeza o la rabia, sino entrar en contacto con ellas escucharlas y canalizarlas con gracia. Del mismo modo, el hecho de haber evolucionado a ser seres que viven en sociedad, capaces de pensar racionalmente, desarrollar tecnología, etc. con todas sus implicaciones no significa que debamos ignorar partes de nuestro ser evolutivamente recientes que como nuestros ancestros, vivían fundidas en un entorno sin manipular siguiendo los ritmos de la naturaleza.
Mi experiencia de pasar tiempo en la naturaleza en soledad me permite un espacio incomparable a cualquier otra actividad. Pueden ser cinco minutos o todo un día. A menudo, al hacerlo mi conciencia se expande en el entorno y no existe separación entre yo y la naturaleza, espectador y objeto. Al conectar con el paisaje sonoro mi silencio interior crece y simplemente soy.
Invitación
Mi propuesta a través del coaching integral es precisamente a dar espacio y cultivar estas partes salvajes de nosotros mismos. Darles atención con actividades periódicas para integrarlas, trascenderlas y acceder a ellas en cualquier momento.
Te invito a ir al campo, a la montaña en soledad durante al menos una hora. Durante este tiempo, pon el cincuenta por cien de tu atención en tu interior y el otro cincuenta en tu exterior. Escúchate y escucha al entorno. Conecta con tu respiración, deja que su ritmo te vaya calmando. Luego simplemente presta atención mientras caminas o descansas en silencio. Nota como tu estado va variando. Al final de la experiencia, escribe en una hoja las respuestas a estas preguntas: ¿Qué he notado durante este tiempo? ¿Qué sensaciones siento en mi cuerpo? ¿Cuál es mi estado interior y como ha variado respecto a mi estado inicial?
Me acerqué mas al ruido, que provenía de una balsa.
Una rueda flotaba dentro y encima de ella tres ranas saltaron al agua, una se quedó tomando el sol. Nos miramos durante algunos minutos. Luego también saltó al agua y yo regresé al espacio y tiempo.
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¿Cómo resuena tu paisaje interior con los ritmos del universo?
Contemplando mi paisaje interior, siento en mi una energía nueva. Un estridente sentirme viva, compuesto por excitación y alegría. También siento profunda gratitud por todo y por nada. Curiosa, me pregunto qué me pasa y me surge también preguntarme qué le pasa a la Tierra, sintiéndome parte del todo.
Ritmo cósmico
Mientras escribo este artículo, aprendo que es Equinoccio de Primavera momento del año en que el día tiene la misma duración que la noche en todos los lugares de la Tierra puesto que el eje de ésta es perpendicular a los rayos del Sol. Para las culturas agrícolas, el equinoccio señala el inicio del ciclo de preparar la tierra para la siembra. En mi imaginación percibo como la tierra ha estado descansando, nutriéndose, conectando y ahora esta lista para ser sembrada, para sostener las raíces y brotes que se abren paso en su interior.
Dentro y fuera
Miro a mi alrededor y me doy cuenta como proyectos que se habían estado gestando cobran fuerza por si solos. Encuentro el momento y la energía para llevar a cabo acciones concebidas tiempo atrás, sin apenas esfuerzo.
Sintiéndome más conectada conmigo misma que (¡ay!) durante muchas otras épocas de mi vida. Me doy cuenta de cuán alineados están los ciclos internos personales con los ciclos de la naturaleza, del universo. No es de extrañar pues, somos parte de él.
Invitación
Durante cinco días a la semana, a lo largo de dos semanas, te invito a parar un momento antes de empezar el día y a preguntarte. ¿Cuál es mi paisaje interior? ¿Cómo me siento en mi cuerpo?¿Qué emociones están presentes? ¿Qué pensamientos? Puedes escribir, dibujar, garabatear y realizar cualquier acción que te ayude a acercarte a tu estado interior. Después de conectar con él, pregúntate, ¿cuál es la relación de mi estado interno con los ciclos de la tierra, del universo?
Escucha y escribe las respuestas que surjan en ti.
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Las emociones como portal a la plentiud… ¿Celos incluidos?
Me fascina el canto de Rumi sobre el alma humana en sus poemas. En concreto la invitación a la plenitud que realiza en muchas ocasiones. La casa de huéspedes es un delicioso ejemplo de ello.
El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana un nuevo recién llegado.
Una alegría, una tristeza, una maldad.
Cierta conciencia momentánea llega
como un visitante inesperado.
¡Dales la bienvenida y recíbelos a todos!
Incluso si fueran una muchedumbre de lamentos,
que vacían tu casa con violencia.
Aún así, trata a cada huésped con honor.
Puede estar creándote el espacio
para un nuevo deleite.
Al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia,
recíbelos en la puerta riendo
e invítalos a entrar.
Sé agradecido con quien quiera que venga,
porque cada uno fue enviado
como un guía del más allá.
EMOCIONES SEGÚN RUMI
El mensaje resulta potente. Escucha a todas tus emociones y entra en contacto con ellas, “porque cada una fue enviada, como un guía del más allá”. Y la elocuencia según mi interpretación es clara: las emociones son señales que nos conectan con nuestro estado real, consciente o inconsciente. Escuchándolas, mi experiencia es que podemos conectar con patrones inconscientes sin resolver y, al abrazarlos, trascenderlos. A menudo, durante muchos años de práctica.
¿EMOCIONES INDESEABLES?
Llevo siguiendo este camino durante bastante años con emociones como el enfado, la rabia o la pena y, sin embargo, hay emociones que resultan más incómodas, al igual que invitados a los que les resulta más difícil de acoger o sostener durante el tiempo que pasan entre nosotros. La última semana me visitó una emoción con reputación de monstruo verde, “green eyed monster”: los celos.
Fruto de una situación familiar, esta emoción me envolvió de un humo de veneno amargo. De hecho, parecía no sentirla yo la emoción sino más bien resultaba una vibración que emanaba de mi hacia afuera.
EL REGALO DE LOS CELOS
Según Karla McLaren, el regalo de la emoción de sentir celos es una invitación a poner atención en áreas como el compromiso, la seguridad, la conexión, la lealtad y la justicia. Afirma que los celos emergen en respuesta a retos que pueden desestabilizar nuestra conexión con el amor, retención de pareja o lealtad. Estos retos, pueden venir de fuentes externas, de un sentido interno de falta de autoestima o de ambas. Nos invita a considerar las preguntas: ¿Qué ha sido traicionado? ¿Qué necesita ser sanado y curado?
AL CORAZÓN DE LA EMOCIÓN
Al darme cuenta de la emoción, mi primera reacción fue de rechazo. No quiero sentirme celosa. A mi edad, que tontería. Es ridículo. Y sin embargo, la emoción persistía. Decidí reconectar con mi compromiso de aceptar todo lo que surja en mi sin juzgarlo y desde una actitud de curiosidad no reactiva. Entonces la experiencia cambió.
Una parte de mi, cercana a la niñez, se sentía mal. Sentía que algo estaba en riesgo. Los celos, como una alarma, apuntaban a estar en máxima alerta. Me relajé y le pregunté a esa parte de mi: ¿Qué era lo que estaba en riesgo? ¿Qué era aquello que temía? Había miedo. ¿Miedo a qué? Al rechazo, a ser herida de nuevo. También había una contracción en mi corazón. Como una ligera congelación. Antes que me rechacen, rechazo yo, decía la emoción de los celos. Después de esta sesión de circling y focussing conmigo misma, de llorar y aflojar aquello que estaba tenso, me sentí diferente. En otro espacio más relajado, más cálido. No había rechazo en mi, ni reactividad. Algo había sido aceptado, incluido y trascendido.
FOCUSSING / CIRCLING
Hoy mismo, con una persona a la que acompaño a través del coaching integral, hemos trabajado un miedo con resultados similares. El cuerpo, depositario de nuestro inconsciente —en palabras de Reggie Ray—, almacena patrones de nuestro ego en forma de tensiones. A través del circling y el focussing, conseguimos ir a esta tensión, a la emoción y al constructo mental correspondiente tocarla, aceptarla, incluirla y trascenderla.
INVITACIÓN
La próxima vez que sientas algo que no quieras sentir, te invito a parar y a darte cuenta de ello. Considera la posibilidad de acercarte a la emoción, ver como se registra en tu cuerpo y escuchar el mensaje que trae. Al hacerlo, deseo que recibas el regalo de la misma, ya que sea cual sea su forma, aumentará la plenitud en tu vida.
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