Como mujer, ¿Qué pregunta te haces frente al paso de los años?

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EL ESPEJISMO DE LA EDAD

Desde siempre he aparentado menos años de los que tenía. A los dieciocho, decían que parecía tener once. A los veinticinco, al alquilar un coche cuestionaban mi mayoría de edad. A los treinta, en Londres, durante mis estudios de máster me pedían el carnet para entrar en discotecas. En Estados Unidos, con treinta y ocho años me pedían identificación a la hora de comprar vino. En este sentido envejecer nunca me ha importado demasiado…

Por otra parte, a nivel profesional, parecer más joven de lo que era me ha condicionado en cierto modo. Recuerdo mis primeros años en el mundo empresarial donde las mujeres en puestos directivos brillaban por su ausencia, con lo que tenía que arreglármelas en un mundo hipermasculino. Luego las primeras consultorías para grandes empresas con la familiar dinámica, podía leer en las caras de los directivos“¿Qué demonios podrá enseñarnos esta niña?” durante los primeros minutos…. hasta un “Vaya, sabe de lo que habla y nos está ayudando a dar en el clavo” al rato de la formación. Dinámica en muchas versiones, la más reciente en las oficinas de una gran corporación en lo alto de un rascacielos neoyorkino dando formación a un grupo de ejecutivos y ejecutivas, donde además del factor “falta de canas”, se añadía el de tener un acento extranjero, lo que no impidió un desenlace exitoso.

El año pasado cumplí cuarenta años, y sentí que de alguna forma todo había cambiado.

APRENDER A AMAR AL CUERPO

Como muchas mujeres, me ha costado aprender a amar a mi cuerpo. Recuerdo todas la inseguridades que me generó desde pequeña: kilos de más, celulitis, curvas incómodas, pelos! Pelos de más. Pelos que crecían muy rápido. Luego la comida, dietas a un largo etcétera….Miro entre las mujeres de mi familia y todo resulta parecido, al igual que entre la mayoría de mujeres que conozco.

Con los años me he hecho amiga de mi cuerpo. He aprendido el descanso que necesita, la cantidad de ejercicio, la comida que le sienta bien y la que no, lo que necesita para abrirse, a ahondar en sus bloqueos para sanar heridas psíquicas y a sentirme cómoda con sus reacciones. Y no menos importante, he aprendido a escuchar al cuerpo como fuente de sabiduría, pues es allí donde reside nuestra intuición.

¿QUÉ ACTITUD TOMAR FRENTE AL HECHO INEVITABLE DE ENVEJECER?

Hoy día soy más consciente que nunca de la inevitabilidad de envejecer. También de la actitud que deseo tomar delante de este hecho. Existen dos posibilidades a mi entender:
La primera es resistirse al envejecimiento. Resistirse puede tomar forma de miedo o ansiedad ante este hecho, que puede catalizar muchas acciones: dietas, ejercicio físico compulsivo, productos cosméticos múltiples, un sobresfuerzo en maquillarse y en vestirse, incluso pequeñas y grandes cirugías… Un gasto considerable de energía y recursos, apuntando a un aumento del sufrimiento personal.

La otra es darse al paso del tiempo con valentía e inteligencia. Darse cuenta de los pequeños y grandes cambios, no solo físicos, sino de toda la persona. Y ahí está la clave. “En cada época de nuestra vida, ganamos algo y perdemos algo”, afirma Marianne Williamson y no puedo estar más de acuerdo con ella. Y, es que lejos de estar en mi mejor momento físico, fruto del trabajo interior realizado y el camino recorrido es la época en la que, con diferencia, mejor me siento en mi piel. 

EL (CRUEL) MENSAJE SOCIAL

En relación a envejecer, la trampa resulta en fijarse solamente en lo físico. Es una tragedia que en nuestra cultura las mujeres suframos esa mirada desde el momento en que nacemos. La pregunta que nos lanza la sociedad, los medios de comunicación y el inconsciente colectivo es: “A partir de los treinta todo va cuesta abajo, así que….¿Qué necesitas hacer para mantenerte joven?” Recién ojeaba una revista de moda y dejando a un lado la publicidad masiva de cuerpos de niñas, casi todo el contenido iba de y para milenials, nombrando a la treintena como si fuera la última frontera hacia un planeta al que es mejor no viajar. Y qué decir del revuelo generado alrededor del nuevo presidente francés por tener una pareja veinte años mayor que él, mientras lo contrario, un hombre con una mujer muchísimo más joven que él nunca ha sido criticado por una elección personal semejante.

DELICIOSAMENTE MUJERES

Recibir y dar talleres de liderazgo para mujeres Coming Into Your Own me ha preparado para este momento vital. En ellos se juntan grupos de mujeres que van desde los dieciocho hasta los setenta y muchos, generando interacciones profundamente enriquecedoras.

En concreto, hay una parte del taller en el que vemos el ciclo de vida de una mujer desde su nacimiento hasta su muerte, recorriendo las transformaciones más importantes. En ellos he aprendido sobre la liberación que reside en dejar de menstruar. Sobre la belleza de aumentar nuestra capacidad de ser y sostener desde la presencia, frente al hacer frenético de los primeros cuarenta años. Sobre la sensualidad y sexualidad consciente que es posible cultivar con la edad. Sobre la energía que se desarrolla con fuerza si nos cuidamos y escuchamos aquello a lo que estamos llamadas a hacer. Sobre la sabiduría que nos trae la experiencia, las batallas perdidas y las ganadas. Sobre como, al ser capaces de abrazar con fiereza nuestra aventura vital, nuestro cuerpo cada vez más translúcido deja pasar la luz de nuestra esencia iluminando al mundo.

¿CÓMO MUJER, QUÉ PREGUNTA TE HACES?

A mi entender, la clave como mujeres está en no responder – no escucharla resulta imposible- a la pregunta que nos lanza la sociedad. Y en su lugar plantearnos la pregunta: ¿Qué estoy ganando y qué estoy perdiendo en cada época de mi vida? Sentir cierta nostalgia por como nuestra forma física cambia, tal vez resulte inevitable. Pero abrazar este cambio, mientras celebramos aquello que cada año de más nos aporta resulta no solo sabio, sino indispensable si queremos seguir con los pies en la tierra y caminando a paso firme.

¿Y tu, qué relación tienes con el paso del tiempo? ¿Con qué actitud eliges afrontar el inevitable paso de los años? ¿Cómo celebras el balance vital del cumplir años, aquello que pierdes y aquello que ganas? ¿Qué aporta esto a la forma en la que participas en la vida?

 

 

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