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Crecer a través de polos opuestos

Dilluns, 26 juny 2017 by admin

De la negación, a estar con lo que es

Hace poco facilitaba una sesión entre dos socios de una empresa, cuya relación tenía una cualidad de bloqueo que estaba afectando al funcionar de la organización y a ellos mismos. Después de haber intentado solucionarlo sin éxito decidieron acudir a mí.

Al iniciar la sesión les pregunté a cada uno de ellos por su visión de lo que estaba pasando. A los cinco minutos de escucharles detecté que había algo en la forma de expresarse que me ponía nerviosa. Decían, mira esto no funciona, pero no pasa nada, pasa a muchas empresas. O esto que hiciste no me gusta, pero no te preocupes, sé que no lo hacías con mala intención. Era como un intento continuo de que no llegara la sangre al río. ¿Y, sin embargo, qué estaba pasando? Pues al evitar afrontar lo que sucedía y el impacto que tenía en cada uno les alejaba al uno del otro, al principio de forma sutil, ahora de forma inevitable.

Nombrar para sanar

Como expresa el poema de Mark Nepo, negar la realidad nunca funciona. Pretender que todo va bien, cuando no es así es hundir el propio barco poco a poco. Otra versión de esto es engañarnos a nosotros mismos diciendo que las cosas irán mejor por arte de magia. Las dos son formas de resistirse a lo que es, y es sabido que lo que se resiste, persiste. Por lo contrario, poner nombre a lo que nos pasa es ponerlo a la luz de la conciencia. Permitir mirarnos la herida y decir, “ah, aquí duele, si mucho” y expresarlo. El mismo gesto de poner nombre es iniciar su transformación. Así es como las cosas empezaron a moverse durante esta sesión. Se escucharon, se dieron cuenta que necesitaban mirarse a los ojos y sentir el dolor que se estaban causando. Sin negar el daño, sin minimizarlo ni excusarlo.

DISROBING IN TIME

Nothing is easy, but to tell the truth.

The truth of what I see and feel.

This somehow cleanses my eye

and it becomes clear what to do.

 

In my pain, I forget to admit what is

true and things get worse. Because

I don’t want to be sad, I don’t admit

that I already am. Then I feel like

I’m drowning.

 

Because I don’t want things to change,

I don’t admit that they already have.

Then I feel like the wheel of life

is tearing me apart,

 

The greatest power we have when

feeling powerless is to admit what

is already true. Then the stepping

stones of Eternity rise out of the

mud, showing us where to go.

 

Mark Nepo

Cuando poner nombre y expresar no es suficiente

Y sin embargo, durante la misma semana de esta sesión me encontré con un conflicto personal con cierta tendencia recurrente en una de mis relaciones. Una parte importante de mi crecimiento personal reciente ha surgido de aprender a conectar con lo que siento, ponerle nombre y expresarlo. Tanto a nivel personal como a nivel profesional. Esta vez, al repetirse la situación conflictiva y que ya había expresado muchas veces, sentí un deseo de no expresarlo. De ni siquiera mirar al asunto. Surgió el pensamiento “pero si no lo hablas, será peor, se hará grande” y, sin embargo, decidí no escucharlo. Obvié lo sucedido, no lo tuve en cuenta, no me agravié. Y al hacerlo algo dentro de mi cedió. Y la situación, la relación mejoró, como moviéndose a otro nivel más profundo de más confianza y posibilidad. Con más espacio. Luego me pregunté, qué había pasado. Hacía tiempo que escuchaba hablar de Polarity Management de Barry Johnson y me di cuenta que era el momento perfecto para aprender sobre ello.

Partes negativas de una misma polaridad

En mi caso, el continuo de polaridad oscilaba desde expresar y poner nombre a lo que sucedía en relación, a no expresar y contener aquello que pasaba sin compartir impacto sobre ello.

Viendo el análisis que facilita el trabajo de la polaridad, detecto que había llegado a la parte negativa potencial de expresar. Ahora, esta forma de hacer, me estaba desgastando, en concreto en esta relación donde la expresión estaba haciendo emerger la parte negativa potencial de expresar, a través de frustración, defensividad, etc.

En el caso de los socios a los que acompañaba durante la sesión, ellos mismos se encontraban en la parte negativa de no expresar. En la misma estaban reprimiendo sentimientos, se estaba generando resentimiento entre ellos y cada vez se sentían más desconectados el uno del otro.

Propósito más elevado versus miedo

Pero, ¿Cómo habíamos llegado a la parte negativa de la polaridad?

El caso de los socios fue creyendo que sólo podían resolver la situación si no expresaban lo que sentían y los problemas que surgían. En mi caso, todo lo contrario, fue creciendo que tan solo se podía transformar la situación a través del diálogo. El miedo a no crecer y aprender en una circunstancia vital me estaba llevando a centrarme en una parte de la polaridad, generando desequilibrio. Sin embargo, al fijarme en mi propósito más elevado, crecer y aprender a través de todas mis circunstancias vitales, me invitaba a moverme a lo largo de la polaridad, alternando entre expresar y no expresar tal y como expresan las flechas del símbolo de infinito en el centro del gráfico.

Mirada interior

De este modo, y como pongo en práctica en mis programas de coaching, cualquier polaridad que nos genere conflicto podemos trabajarla de esta forma y continuar creciendo, evolucionando.

Te invito a considerar alguna de las circunstancias vitales que te generen tensión o algún tipo de sufrimiento. ¿Cómo se puede traducir en términos de polaridad? ¿Qué sucede si rellenas el mapa según el ejemplo? ¿Cómo te sientes, qué ves posible para ti?

Barry JohnsonCoaching Integralpolaridadpolaridadespolarity managementpolos opuestostrabajo de polaridad
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El presente como camino a casa. ¿Por qué es importante volver?

Dilluns, 19 juny 2017 by admin

(continúa del post Cuando presencia y vitalidad van de la mano)

Realmente, no “me gustas cuando callas y estás como ausente”

Poema 15 de Veinte poemas de amor y una canción desesperada Pablo Neruda

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
 y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
 Parece que los ojos se te hubieran volado
 y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma 
emerges de las cosas, llena del alma mía.
 Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, 
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
 Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
 déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
 claro como una lámpara, simple como un anillo.
 Eres como la noche, callada y constelada. 
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
 Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
 Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

Dice Neruda en su poema 15: “Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
 Distante y dolorosa como si hubieras muerto.” En efecto, cuando no estamos presentes, es de alguna forma como si no estuviéramos, como si hubiésemos muerto. Así el poeta confiesa al final del poema: “Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
 Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.” Y es que no estar presente no mola. Ni a nosotros, ni a los que nos rodean. Los niños lo notan enseguida, cuando nuestra presencia baja y si no están acostumbrados a ello, reclaman que volvamos a su lado. Aunque nuestra falta de presencia sea la mayor parte de las veces inconsciente, yo lo interpreto como una falta de respeto a la vida. Por eso, la falta de presencia nos quita vitalidad, pues sin presencia, la vitalidad no nos hace falta, mientras sutilmente nos acercamos a la muerte.

¿Qué nos regala estar en el momento presente?

El premio de atender abiertos y vulnerables al festín de la vida es….. MÁS VIDA!. Más vitalidad, sentir más, más conexiones, más intensidad, más oportunidades, más transformación. Porque todo en la naturaleza está constantemente cambiando. Y cuanto más presentes estemos, más de acorde a la naturaleza podremos fluir.

Sin embargo, presentarse determinados al festín de la vida no es una tarea banal. A mi entender requiere dos requisitos básicos: coraje y recorrer el camino a casa una y otra vez.

Coraje para tener el valor de sentir. Sentir lo agradable, como la brisa del viento en nuestra piel, el abrazo de un amigo, la sencillez de unas palabras inesperadas, y también lo menos agradable. Como lo amargo de una relación que parece estancada. La sensación de no encajar en un grupo. El dolor físico y emocional de tener que hacer frente a una enfermedad propia o de una persona cercana.

Sin pretensión de ser exhaustiva, aquí comparto algunas formas de recorrer el camino a casa hacia la presencia, nuestro lugar de pleno derecho.

Camino a casa 1: habitar el cuerpo 

¿Cuándo fue la última vez que bailaste de forma desatada? Bailar conectando con la música, y dejando que nuestro cuerpo la siga con su movimiento es una práctica fabulosa para aumentar la presencia.

También lo son el ejercicio consciente por ejemplo el yoga, el trabajo corporal (body work) y estar en la naturaleza, ver mi post sobre el tema ¿Porqué alimentar a tu alma salvaje?.

Camino a casa 2: integrar la mente 

Una forma de calmar y entrenar la mente antes de pasar a prácticas más avanzadas son la relajación y el yoga. Ambas nos permiten aflojar tensiones, abrir el cuerpo y desde esta base iniciar prácticas de meditación.

Meditar sin haber abierto y relajado el cuerpo, puede tener, y en casi todos los casos tiene, el efecto de aumentar aún más nuestra actividad mental. También nos puede calmar la mente a través de desconectarnos de nuestro cuerpo, sensaciones y emociones. De este modo las personas que meditan de este modo están, sin saberlo, practicando la evasión espiritual, término acuñado por Robert A.Masters. La evasión espiritual consiste en pasar de puntillas sobre los aspectos más crudos de nuestra vida para relajarse en “estados superiores”, lo que precisamente nos condena a estancar nuestro crecimiento personal.

La meditación, cuando no nos desconecta sino que nos abre a nuestra experiencia encarnada resulta una forma de ver los mecanismos a través de los cuales perdemos presencia y profundizar en ellos. Desarrollando una relación íntima y de aceptación con los mismos, podemos ser capaces de integrarlos y trascenderlos.

Otra forma de llevar los pensamientos al lugar donde corresponden – como una parte más de nuestra experiencia pero no la única – consiste en escribir en un diario nuestro flujo de conciencia sobre lo que ocupa nuestra mente, inspirados en las páginas matutinas de Julia Cameron . Parece sorprendente lo que habita a un nivel subconsciente y ponerlo en papel, le da espacio para que deje de interponerse en nuestras vidas.

 Camino a casa 3: cultivar la presencia en relación 

La primera relación es con nosotros mismos. Y esta relación es la base de todo. Una forma de dar espacio a la relación con nosotros mismos es a través de la soledad, creando espacio para la introspección.

En un segundo nivel, las relaciones con otros son indispensables pues no podemos desarrollarnos como personas más allá de lo que se han desarrollado nuestros maestros.

Existen comunidades de aprendizaje formales e informales que fomentan la presencia. Algunas de las fundamentales para mi han sido Pluribus , Coming Into Your Own, New Ventures West y el Integral Center, entre otras. Actualmente, estar en relación con maestros en el ámbito del coaching, el espiritual y el somático me invita a niveles mayores de presencia y consciencia. También existen comunidades que fomentan la ausencia. En lugar de conectarnos al momento presente nos desconectan de él. Aprender a discernir cual es cuál y a elegir en consecuencia es determinante.

El coaching es en si una relación fundamentada en la presencia. Mis sesiones son una invitación a estar presente. En este sentido, mi capacidad de estar presente a todo lo que comparte la persona a la que acompaño, sea consciente o inconsciente, facilita la calidad transformadora de las mismas. En palabras de Decker Cunov, uno de los fundadores del Integral Center  “Si hay algún lugar adonde ir, es a estar más aquí y ahora”. En mis sesiones de coaching, el momento presente despliega un holograma hacia la totalidad de la persona y todo lo que le ocurre en su mundo. Desde ese espacio, transformaciones profundas tienen lugar.

 Mirada interior

 ¿Qué resuena en ti de lo que has leído? ¿Qué caminos a casa ya practicas? ¿Qué otros podrías añadir? ¿Qué puedes hacer o dejar de hacer al tomar conciencia de esto?

Coaching IntegralcuerpoemocionesmentePablo NerudapresenciaRobert Augustus Mastersvitalidad
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Cuando presencia y vitalidad van de la mano

Dimarts, 13 juny 2017 by admin

Apareciendo, desapareciendo

Hace unos días tuve el placer de conocer parte de la obra pictórica de la brillante Alba Casanovas. Quedé totalmente cautivada por la colección Vera Icona, de las fotos de este post. Le pregunté a Alba sobre el porqué de la colección y me habló de la presencia, del impacto de la misma y de cómo aparecemos y desaparecemos en el fluir de nuestras vidas. De forma inmediata, me conectó con mi experiencia con personas a las que acompaño a través del coaching.

Presente, puerto presente

Cuando estamos presentes, habitamos nuestro cuerpo, nuestra alma nos acompaña en el momento presente y estamos conectados y atentos al momento. Miramos más a los ojos, interactuamos más libremente y las personas que están con nosotros nos sienten cercanos. La conexión que sentimos con la vida hace que se abran nuevas posibilidades a cada momento. La canción de Macaco y Fito, Puerto Presente, transmite muy bien la idea.

Eckhart Tolle  en el Poder del Ahora lo expresa de forma cristalina: “Si tu mente arrastra la pesada carga del pasado, lo que harás será experimentar más de lo mismo. El pasado se perpetua a si mismo a través de la falta de presencia. La calidad de tu consciencia en este momento, es lo que da forma al futuro”.

Vivir mentalmente = falta de presencia

Una de las epidemias de nuestro tiempo y civilización es que vivimos demasiado en la cabeza, en nuestros pensamientos. Y a la mente no le gusta estar presente. Su naturaleza es la de preocuparse y dar vueltas a todo, residiendo en el pasado o en el futuro.

Vivir en la era de la información nos invita a vivir desde lo mental, desconectados en cierto modo de nuestro cuerpo. Una metáfora brutal de ello se muestra en la película The Matrix. Los cuerpos de la gente están enchufados en las máquinas que recogen electricidad. Sin embargo las personas no se dan cuenta porque han dejado de habitar sus cuerpos y viven tan solo a nivel mental.

¿Porque nos vamos?

Perdemos presencia por una multiplicidad de razones.

Por ejemplo, dejamos de estar presentes cuando estar en nuestros cuerpos y sentir lo que sentimos resulta demasiado doloroso. Aunque esto es conocido de situaciones traumáticas, nuestra presencia se puede ver afectada por muchas experiencias que a la vista no se interpretarían así. Según Peter A. Levine, experto en traumas, el trauma no depende de la circunstancia en si, sino de como la persona lo vive. De forma que a una persona le puede resultar traumática un tipo de experiencia, mientras que a otra, la misma experiencia no le deja ningún tipo de huella. En cualquier caso, situaciones traumáticas se registran en nuestro cuerpo en forma de tensión, perdiendo flujo vital y presencia.

Relaciones con estados emocionales

Estados emocionales que nuestros padres no sabían gestionar, nos puede llevar a una falta de presencia. Por ejemplo, si a mis padres les resultaba muy difícil de gestionar la rabia, hicieron de eso un estado no admitido en la familia primero y luego esta norma se interiorizaría en mí. De esta forma, mi expresión del enfado se verá comprometida, y a no ser que lo trabaje conscientemente, me será difícil estar presente con esta emoción cuando aparezca y aún más expresarla.

Detectar cualquier estado emocional que nos haga perder presencia es el primer paso para atajarlo. De ahí, la forma de avanzar que propone Augustus Masters y con la que coincido plenamente es la de atravesar el estado quedándonos presentes al efecto del mismo en nosotros: en nuestro cuerpo, en las emociones, sus pensamientos asociados, sus llamadas a la acción. Para un ejemplo de cómo atravesar una emoción ver mi post Las emociones como portal a la plenitud. Otra forma de atravesar la emoción es compartiendo lo que nos está ocurriendo en relación a otros. Poner nombre y estar con los mecanismos que nos quitan presencia es volver a ella.

Presencia en relación

También perdemos presencia cuando crecemos o estamos con personas que no están presentes. Los niños beben de los adultos que los crían y de modo inconsciente mimetizan su “ser y estar” en el muno. Existen relaciones con un nivel muy bajo de presencia, lo que nos mantiene en ese nivel. También es cierto lo contrario. Al estar con personas que están muy presentes, nos sentimos invitados al aquí y al ahora por su presencia, su curiosidad, la cualidad de sus interacciones. Estar con estas personas aumenta nuestra intensidad vital.

Mirada interior

Por un momento, pon atención en tu vida. ¿Qué emociones te resulta difícil sentir? ¿Qué zonas de tu cuerpo están tensas e insensibles? ¿En qué situaciones pierdes presencia? ¿Cuál es el estado interior (sensaciones, emociones, pensamientos) cuando este sucede? ¿Con qué personas te sientes más presente, más vivo?

 

 

 

 

 

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