Cuando presencia y vitalidad van de la mano

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Apareciendo, desapareciendo

Hace unos días tuve el placer de conocer parte de la obra pictórica de la brillante Alba Casanovas. Quedé totalmente cautivada por la colección Vera Icona, de las fotos de este post. Le pregunté a Alba sobre el porqué de la colección y me habló de la presencia, del impacto de la misma y de cómo aparecemos y desaparecemos en el fluir de nuestras vidas. De forma inmediata, me conectó con mi experiencia con personas a las que acompaño a través del coaching.

Presente, puerto presente

Cuando estamos presentes, habitamos nuestro cuerpo, nuestra alma nos acompaña en el momento presente y estamos conectados y atentos al momento. Miramos más a los ojos, interactuamos más libremente y las personas que están con nosotros nos sienten cercanos. La conexión que sentimos con la vida hace que se abran nuevas posibilidades a cada momento. La canción de Macaco y Fito, Puerto Presente, transmite muy bien la idea.

Eckhart Tolle  en el Poder del Ahora lo expresa de forma cristalina: “Si tu mente arrastra la pesada carga del pasado, lo que harás será experimentar más de lo mismo. El pasado se perpetua a si mismo a través de la falta de presencia. La calidad de tu consciencia en este momento, es lo que da forma al futuro”.

Vivir mentalmente = falta de presencia

Una de las epidemias de nuestro tiempo y civilización es que vivimos demasiado en la cabeza, en nuestros pensamientos. Y a la mente no le gusta estar presente. Su naturaleza es la de preocuparse y dar vueltas a todo, residiendo en el pasado o en el futuro.

Vivir en la era de la información nos invita a vivir desde lo mental, desconectados en cierto modo de nuestro cuerpo. Una metáfora brutal de ello se muestra en la película The Matrix. Los cuerpos de la gente están enchufados en las máquinas que recogen electricidad. Sin embargo las personas no se dan cuenta porque han dejado de habitar sus cuerpos y viven tan solo a nivel mental.

¿Porque nos vamos?

Perdemos presencia por una multiplicidad de razones.

Por ejemplo, dejamos de estar presentes cuando estar en nuestros cuerpos y sentir lo que sentimos resulta demasiado doloroso. Aunque esto es conocido de situaciones traumáticas, nuestra presencia se puede ver afectada por muchas experiencias que a la vista no se interpretarían así. Según Peter A. Levine, experto en traumas, el trauma no depende de la circunstancia en si, sino de como la persona lo vive. De forma que a una persona le puede resultar traumática un tipo de experiencia, mientras que a otra, la misma experiencia no le deja ningún tipo de huella. En cualquier caso, situaciones traumáticas se registran en nuestro cuerpo en forma de tensión, perdiendo flujo vital y presencia.

Relaciones con estados emocionales

Estados emocionales que nuestros padres no sabían gestionar, nos puede llevar a una falta de presencia. Por ejemplo, si a mis padres les resultaba muy difícil de gestionar la rabia, hicieron de eso un estado no admitido en la familia primero y luego esta norma se interiorizaría en mí. De esta forma, mi expresión del enfado se verá comprometida, y a no ser que lo trabaje conscientemente, me será difícil estar presente con esta emoción cuando aparezca y aún más expresarla.

Detectar cualquier estado emocional que nos haga perder presencia es el primer paso para atajarlo. De ahí, la forma de avanzar que propone Augustus Masters y con la que coincido plenamente es la de atravesar el estado quedándonos presentes al efecto del mismo en nosotros: en nuestro cuerpo, en las emociones, sus pensamientos asociados, sus llamadas a la acción. Para un ejemplo de cómo atravesar una emoción ver mi post Las emociones como portal a la plenitud. Otra forma de atravesar la emoción es compartiendo lo que nos está ocurriendo en relación a otros. Poner nombre y estar con los mecanismos que nos quitan presencia es volver a ella.

Presencia en relación

También perdemos presencia cuando crecemos o estamos con personas que no están presentes. Los niños beben de los adultos que los crían y de modo inconsciente mimetizan su “ser y estar” en el muno. Existen relaciones con un nivel muy bajo de presencia, lo que nos mantiene en ese nivel. También es cierto lo contrario. Al estar con personas que están muy presentes, nos sentimos invitados al aquí y al ahora por su presencia, su curiosidad, la cualidad de sus interacciones. Estar con estas personas aumenta nuestra intensidad vital.

Mirada interior

Por un momento, pon atención en tu vida. ¿Qué emociones te resulta difícil sentir? ¿Qué zonas de tu cuerpo están tensas e insensibles? ¿En qué situaciones pierdes presencia? ¿Cuál es el estado interior (sensaciones, emociones, pensamientos) cuando este sucede? ¿Con qué personas te sientes más presente, más vivo?

 

 

 

 

 

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