2019: algunos ingredientes esenciales
Balance del año
Hoy, en proceso de proyectar el 2019, me he sentido irremisiblemente empujada a hacer balance del 2018. Es el movimiento de mirar lo que ya eres y lo que haces para ver desde donde crecer. Aunque era medianamente consciente, me ha sorprendido lo realizado y de lo que he formado parte en el 2018. A grandes rasgos, se resumiría en acompañar a casi una veintena de personas a través de programas individuales o grupales de coaching de seis meses, facilitar diversas charlas y experiencias de aprendizaje grupales, recibir un programa de coaching, escribir una decena de blogposts y terminar mi primer libro en solitario. Me siento agradecida por todo ello, y al mismo tiempo, en este cerrar de ciclo lo suelto todo, en un ofrecimiento del corazón, para empezar el año ligera y lista para lo que quiera llegar.
Orientación al 2019
Así como el 2018 para mí fue un año de expansión a muchos niveles, respecto el 2019, siento más una llamada hacia lo esencial. Y implicado en volver a la esencia está el deshacerse de lo superfluo. Por eso sostengo la pregunta, ¿cómo continuar a expresar mi propósito de forma enfocada y precisa, soltando lo no esencial?
A medida que contemplo esta pregunta, puedo discernir la forma de orientarme al nuevo año, y que quiero compartir contigo. Tiene que ver con tres principios: intención, estructura y presencia.
Intención
La intención es el enfoque momento a momento de mi propósito y visión personales. En mi caso tiene que ver con apoyar a las personas y grupos a desarrollar todo su potencial, la vida que realmente han venido a vivir. Y la forma en que tengo de hacerlo es a través del coaching, la facilitación-formación y la consultoría. Por tanto, mi intención es trabajar en estos tres ámbitos.
Estructura
¿Y qué quiero decir con estructura? ¿Una planificación? … .realmente no. Lo he probado e incluso a veces he conseguido seguir una y sin embargo las siento forzadas. Al ser una creación desde la mente, basada en el pasado para construir el futuro, por definición resultan limitadas. La vida, siempre tiene planes mucho más potentes que los que podemos concebir desde la mente. Por ello, estructura para mí, tiene que ver en comprometerme en realizar las prácticas necesarias (por ejemplo escribir, ofrecer programas de coaching, dar formación …) y organizar los recursos (colaboraciones, espacios, tiempo, …) para que lo esencial, tanto a nivel personal como profesional, tenga espacio para florecer. Se trata de hacer las preparaciones (y si quieres planificaciones; +) mínimas para que mantenerte enfocado y poder fluir en la acción a través de la presencia.
Presencia
La presencia tiene que ver con una vez generada la intención o visión soltarla, al igual que soltar lo hecho hasta ahora, para centrarme en el momento presente. Y a nivel práctico ¿cómo se traduce? La presencia tiene, entre otras cosas, un elevado componente de escucha interna y externa. Escucha de aquello a lo que te sientes llamado a hacer (aquello de lo que tienes ganas) en cada momento. Y también de escucha de lo que el mundo quiere de ti también en cada momento. Vendría a ser como estar en un baile. Bailas un poco, haces unos pasos, te fijas en tu compañero o compañeros de baile. Escuchas los pasos que quieren salir de ti y los dejas salir. Ahora te fijas si ha cambiado la música, si lo ha hecho, dejas que unos nuevos pasos salgan de ti. Y cuando pierdes el ritmo – lo que inevitablemente sucede – te preguntas desde la presencia, si te has desviado de tu intención – propósito – visión. Y si la respuesta es afirmativa, vuelves a la misma de la forma más grácil posible.
Mirada interior
- Considera tu propósito y visión personales, y la forma que tienes de expresarlos. ¿Cómo se traducen en tu intención momento a momento?
- ¿Qué estructuras (organización del tiempo, colaboraciones, prácticas, …) mínimas necesitas crear para mantenerte enfocado y poder fluir?
- A través de la escucha interna y externa, mantente presente momento a momento y pregúntate: ¿Qué posibilidades abre este preciso momento? ¿Y este? ¿Y este? ….
Continuando la exploración
El próximo martes 8 de enero, a las 17:30 ofreceré un facebook life para continuar la exploración de este tema. Por eso os invito a participar y también a hacerme llegar preguntas y sugerencias que guíen la exploración de este tema. ¡Os espero!
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5 semanas para la Navidad
Valores humanos
Hace unos días tuve la oportunidad de participar en el primer concierto del nuevo grupo musical Nun titulado Homar en el Convento de las Artes, a raíz de la propuesta de Gerard Marsal – músico y fundador del grupo- de escribir unas frases representante ciertos valores humanos, el hilo conductordel espectáculo. El concierto fue una conmovedora oda a la humanidad, en toda su crudeza y belleza, combinando música, palabras e imágenes de todo el mundo.
Los valores que elegí para ilustrar con frases que se proyectaron durante momentos del concierto fueron la gratitud, el amor y la honestidad.
Ahora, a sólo cinco semanas de Navidad, me nace de compartir estas frases contigo (en cursiva) pues en mi experiencia resuenan con este momento y espacio de tanta carga personal, emocional e histórica.
Gratitud
Llévate la mano corazón y haz tu ofrenda. En la playa abierta de tu pecho, las olas libres libres, vienen y van….
A pesar de sus excesos y derivas comerciales, la Navidad, al marcar de fin de un ciclo y el abrir uno nuevo, me trae a la consciencia el regalo de estar vivo. En esta existencia humana, marcada queramos o no por el fin de la misma, es decir la muerte, estar vivo es verdaderamente un regalo. El regusto de la Navidad se vuelve áspero al conectar con el sufrimiento inherente a la vida, enfermedades y personas queridas que ya no están. Y al mismo tiempo hay algo eterno que cada año se renueva con esta festividad. Yo lo interpreto como el milagro de renacer en un contexto adverso. El renacer de la vida en las circunstancias más difíciles, encarnado en los niños que llegan en las barrigas de madres que viajan en patera, o los que nacen en un contexto de guerra. La vida encuentra una vía y eso es siempre una buena noticia. Y también el renacer de nuevas formas y procesos. Un amigo perdido que encuentra su camino. Silencios colectivos que se rompen, nuevos liderazgos, nuevas formas de expresión …
Honestidad
Una a una, las hojas secas caen de tu árbol, y tú lo admiras perplejo. Con todo para ganar y nada que perder, desnuda, tu alma encarna la verdad.
Desde que tengo uso de razón que me ha hecho alergia hacer lo que se esperaba de mi, y por ello una parte de mí se resistía a los rituales y tradiciones. Durante años, este patrón me ha impedido conectar con la esencia de la Navidad y también con otras celebraciones tradicionales. Al rechazar la parte superficial de las mismas, me desconectaba de la parte que era honesta y en la que podía encontrar sentido.
Ya hace unos años, que habiendo ya separado el grano de la paja, hago de la Navidad lo que tiene sentido para mí, lo que incluye, tener en cuenta a la gente que quiero, en la medida en que participo con mi expresión auténtica. Esta honestidad pasa indudablemente por mirar dentro de mí y preguntarme quién soy y qué es importante esta Navidad, preguntas siempre con una respuesta cambiante y en evolución.
Amor
Amor, la sustancia que omnipotente constituye, crea y destruye. En la danza galáctica de tu vida, déjate cabalgar por su fuerza.
Y también bajo la ley de la impermanencia, como todas las cosas, cada Navidad es diferente. Los que nos encontramos para celebrar hemos cambiado. Hay personas nuevas y otras ya no están. Una nueva constelación para una nueva celebración. ¿Cómo encontrar el sentido? Pues a través del amor. El amor como energía, como espíritu y como acción. Durante el tiempo que viví en EUA, en una ocasión como participante en un retiro de meditación budista tuve el honor de hacer de secretaria de una Acharya -una de las autoridades más elevadas del budismo – al frente del retiro. Esto me permitió participar en las reuniones preparatorias durante el retiro. En el proceso me cautivó la práctica explícita de hacer emerger bodhicitta – combinación de compasión y sabiduría por el despertar de todos los seres- a través de una meditación colectiva de unos instantes, por parte del grupo al cargo, antes de pasar a ningún tema concreto.
En este mismo sentido, cuando hablo de amor, quiero llevar la atención a aquello a lo que puedes abrirte con intención desde tu corazón, lo que puedes invocar, dejando que circule libremente una vez lo has hecho, confiando en que encontrará su camino.
Con todo ello, me siento inclinada a prepararme para estos días que se acercan. Hacerlo dedicando un cierto tiempo crear la estructura interna – mental, emocional y psicológica – y externa – forma de las celebraciones- para que, la gratitud, la honestidad y el amor puedan ser encarnados y fluidamente vividos con sentido.
Mirada interior
- Por unos momentos, lleva tu atención a la oscuridad del invierno y su invitación al recogimiento. ¿Qué quiere morir en ti ahora que la Navidad llega? ¿Qué quiere nacer?
- Pensando en esta Navidad a punto de llegar, ¿a quién echarás de menos? Quién estará contigo? De las personas que ya no están ¿de qué forma sientes gratitud por lo que recibiste de ellas? Y de las que te encontrarás este año, ¿de qué forma te sientes agradecido por el hecho de celebrar juntos? ¿Cómo lo puedes expresar?
- ¿De qué manera puedes esta Navidad ser honesto contigo mismo y tu entorno en la medida en que das forma y participas en las celebraciones del mismo?
- ¿De qué forma puedes ser un vehículo para la energía del amor durante estas celebraciones? ¿Qué quiere decir esto a nivel práctico? ¿Qué estado de ánimo deseas invocar? ¿Qué quieres hacer? Con quién?
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El poder de un cambio de contexto
¿Qué hilo?
Ahora mismo no sé que escribir. Me siento en blanco. No tengo ninguna idea mental de lo que saldrá de mí. Mis dedos pulsan las teclas del ordenador y poco a poco nacen palabras. Negro sobre blanco. Surge algo a través mío. Una idea, un mensaje que se clarifica, toma forma. Mi estado mental es de no saber. ¿Mi humor? Incertidumbre con confianza. Placer con incomodidad.
Perpleja al darme cuenta que mi último post era de agosto.¿Cómo recoger el hilo que me conectaba a ti? Me digo que no hay nada que recoger. Todo está tejido, y al mismo tiempo no hay lugar donde agarrarse, como dice el Budismo, en esta caída al vacío que es la vida. La buena noticia es que no hay fondo. Girando en un planeta improbable, de una galaxia en un rincón de un universo en continua expansión.¿Qué puedo decir que sea significativo? ¿Qué te puedo decir que no hayas oído antes, o leído antes, o llegado ti mismo a esta conclusión? No tengo forma de saberlo. Por lo tanto, compartiré mi subjetividad. Una pequeña desnudez, una historia, confiando que tal vez resuene en ti.
Earl Grey con chocolate
Mientras escribo me doy cuenta de la intimidad del espacio en el que te escribo. Es un intimidad de té Earl Grey con leche y chocolate negro. Me explicaré. A principios de mi veintena, justo después de terminar de estudiar, fui a Inglaterra a hacer hacer unas prácticas. Venía justo de terminar una beca Erasmus en Italia, y aún me duraba el embrujo de la vida de estudiante en este país hermano. Las prácticas estaban en Coventry en el centro de la isla británica. Un lugar conocido por ser como una especie de castigo, no es casual la expresión de «to be sent to Coventry». Tras la Dolce Vita, de repente me encontré trabajando de 8 a 3 en una filial de multinacional de ambiente cerrado, viviendo en un suburbio aislado en pleno invierno, sin medio de transporte, amigos, contactos, y con el dinero justo. Con problemas digestivos que luego supe eran somáticos. Y por si fuera poco, mi pareja mosca debido a que después de Italia había ido a Inglaterra, y no quería saber nada de mí.
Y me pregunté ¿Qué demonios hago yo aquí?
Contacto con uno mismo
La respuesta vino rápida y clara: mejorar tu inglés. Esto me permitió soportar las condiciones que me hubieran hecho huir a la primera de cambio y poco, poco transformarlas. En medio de este periodo de resistencia, me vino a visitar mi amiga Ina. El chute de energía fue brutal. Yo seguía trabajando, y al llegar a casa, ella me esperaba por un ritual de té Earl Grey con azúcar y leche, acompañado de chocolate negro. Después hablábamos durante horas, cocinábamos e íbamos a dormir como dos hermanas. Al fin de semana nos escapamos a la trepidante Londres, y otro nos perdimos por Stratford-upon-Avon, el lugar natal de Shakespeare. Después de unos días Ina se marchó. Y poco a poco Coventry dejó de ser Coventry para transformarse en una puerta de entrada a la cultura India a través de mi compañera de piso. Y una oportunidad para profundizar en la geografía y cultura del país de la mano del grupo excursionista local. Pero sobre todo una experiencia para entrar en contacto conmigo misma y con la capacidad de crear mi camino.
Viaje al centro de uno mismo
En el mismo sentido, algunos de los programas de coaching de seis meses que ofrezco emerge un viaje que la persona quiere hacer. Nada más lejos del típico viaje de vacaciones. De este periodo de auto-exploración nacen deseos del alma, y uno de ellos es un viaje interior o exterior. El caso de Lía a punto de irse fuera durante cinco meses, el viaje es una oportunidad para encontrarse con su propia soledad, experiencia que se ha negado desde que muy joven empezó a vivir en pareja. En el caso del Luis, el viaje es un momento crítico para un cambio de rumbo profesional, en el que fuera de su contexto habitual poder verse a sí mismo y emprender nuevos pasos sin condicionantes.
Templo de la propia soledad
No hay que subestimar el poder de un cambio de contexto. El contexto que te rodea y las personas que lo componen es lo que te recuerda quié eres y qué has de hacer, … .por eso, entre otras cosas, cuesta tanto cambiar. Cuando ya no eres quien solías ser, el contexto se empeña en hacerte encajar. En cambio cuando sales de tu entorno resulta más fácil conectar con quién eres y lo que viniste a hacer. Al hacerlo estás construyendo o mejor forjando el templo de tu soledad adulta, en palabras del poeta David Whyte (del poema The House of Belonging).
R.M.Rilke en su Carta número 7 de Cartas a un joven poeta, también habla de soledad como un espacio difícil conquistar, pero absolutamente necesario para amar de verdad. Un espacio en el que precisamente, el acercarte a ti mismo se convierte en un puente hacia los otros para conectar desde la autenticidad y el sentido. Tal y como hago en este post: desde mi soledad a la tuya.
Buen otoño,
Coaching grupal a través de la poesía. Enero, febrero, marzo y abril de 2019.
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Barbecho, servicios mínimos y morir
Contemplando
Un eucalipto que suavemente ondea con el viento. Ramas. Detrás campos segados. Más eucaliptos. Alguna casa y montañas de relieve bajo. Grillos estridentes, pájaros que intercalan sus cantos. Golondrinas que silban con su volar travieso. El rumor del viento. Cuatro eurofighters atronadores desgarran el cielo durante unos segundos. Después calma.
Esto entra por mis sentidos esta tarde de julio, y se convierte en mí. Desde que empecé vacaciones, la resistencia al dolce far niente ha ido disminuyendo y ahora es casi imperceptible. Estas líneas surgen de un deleitarse en el mismo, amplificando estos instantes ovillo, de lo sin forma ni nombre.
Barbecho
Esta primera mitad de año ha sido intensa en muchos sentidos. Ahora mi cuerpo y mi alma están listos para soltar. Soltar la tensión de los horarios que reina durante todo el año. La logística familiar y profesional. Un escenario conocido. Y otras cosas que poco a poco ceden con la ralentizar de las horas.
Adopto la metáfora del campo en «barbecho» y te invito también a considerarla. No importa de cuánto tiempo dispongas, sean horas, días o semanas. Por un momento imagínate que eres un campo, un pedazo de tierra que ha producido sin reposo este año y ahora necesita no hacer. Sólo estar. Tan sólo recibir. La luz del sol, la caricia del viento. Animales que se pasean en ti, que comen, excretan, copulan. Recibes los cantos, gemidos y susurros de la orquesta de la vida. Dejas que broten en ti flores desconocidas. Nidos que te reconocen como el espacio que buscaban. Sientes como los árboles continúan surcar sus raíces, no importa cuán áspero o húmeda esté tu tierra. Te riegan lluvias de estrellas y puestas de sol. Recibes el excremento del zorro, las hormigas que te remueven, gritos y juegos de todo tipo. En medio de esto descansas. Eres. Escuchas. Te serenas.
Servicios mínimos
En este entorno agrícola mediterráneo, me fijo en los mamíferos que me rodean. Las vacas, de por sí tranquilas, se mueven en este calor más despacio todavía y cuando lo hacen es para comer, beber o rascarse. Los caballos hacen una versión de lo mismo, incluyendo algún juego después de que se ponga el sol. Los perros yacen.
Van pasando los días y – al igual que los animales – mi impulso a hacer es realmente bajo. Me declaro en servicios mínimos. Algún juicio moral me repite algo hasta que se cansa. Transmuto el aburrimiento en contemplación. Suelto el «podría hacer esto» por «esto puede esperar». Cambio el «aprovechar el tiempo» por «ya está todo hecho». Sustituyo el «hacer el vago» por «descansar y regenerarme».
Dejar morir
Y desde este ser contemplativo, nace un diálogo de fin de ciclo e inicio de uno nuevo. En este espacio, veo mi vida como si no fuera mía y se dibuja con claridad aquello de mí que ya no necesito. Miedos entretejidos de ternura y apego. Decisiones sin tomar a punto de caducar. Formas de hacer cautivas de ideales absurdos. Las miro, las observo y participando en una determinación más grande que la mía propia, las suelto. Al hacerlo, conecto con las evocadoras palabras de Pema Chödron «El viaje hacia la iluminación consiste en soltar, no en acumular. Es un proceso continuo de abrirse y rendirse, como quitarse capa tras capa de ropa, hasta quedar completamente desnudos, sin nada que esconder. No sirve sólo pretenderlo, haciendo una gran exhibición de desnudarse para luego ponérselo todo de nuevo otra vez, cuando nadie está mirando. Nuestra rendición debe ser genuina. »
Entiendo este rendirse como un soltar formas de hacer que se han quedado obsoletas y ya no te sirven, como la carcasa que los grillos perforan y dejan atrás antes de volar con sus nuevas alas – descubrimiento naturalista del verano. No te engañes por ello, dejar ir es una forma suave de referirse a la tarea que realmente tienes entre manos: dejar morir una parte de ti. Y raramente la sombra de la muerte deja indiferente. Por ello soltar cuesta tanto, aunque sea para deshacerte de lo que ya no te sirve. La buena nueva es que no es necesario que sepas cómo hacerlo. Sólo tienes que decidir hacerlo y declarar tu intención a ti mismo o a otros.
Mirada interior
Encuentra momentos, días o semanas en los que sumergirte en el ser, ponerte en barbecho. Declárate en servicios mínimos. Observa tu vida y en ti mismo. Obsérvate en el ser, en el hacer y en relación. En este espacio, pregúntate: ¿Qué tienes que soltar en este ciclo que ahora se acaba? Qué debe morir en ti para que tus nuevas alas puedan desplegarse?
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Cambiando de segunda piel (II)
Sentir como portal a tu razón de ser
Sentir también es un portal para indagar sobre tu propósito, sobre la razón por la que existes. Este tema es la piedra angular de mi práctica de coaching además de la exploración central del libro que estoy escribiendo. Por ello te pregunto: ¿Cuando es que te sientes más vivo, energizado? ¿En que momentos sientes que tu vida tiene sentido? ¿Qué haces y como? ¿De qué forma está esto relacionado con tu propósito aquí?
Conectando con tu forma de hacer
Considerar estas preguntas y abrirte a lo que sientes te conectará con tu forma única de hacer las cosas, sin importar cuan grande o pequeño sea tu empeño. Así fue en mi caso, al permitirme sentir el vértigo ante la tarea que tenía delante. Podía haberlo tirado todo y no pensar más en ello, pero no me hubiese sentido yo misma al hacerlo. Es más, al hacerlo me acerqué más a mi misma, a mis valores y mi forma de ser.
La vida nos ofrece oportunidades constantes para convertirnos más en nosotros. Una forma de pasarlas por alto es etiquetando sutilmente cada empeño como trascendente o intrascendente. Importante o sin importancia. Esto crea una experiencia limitada en la que das tu atención plena a lo importante y la retiras cuando crees que no lo es. Sin embargo, la vida transcurre en cada momento. En cada momento. Y tu razón de existir tiene la capacidad de manifestarse también en cada momento. Mientras te atas los zapatos. Mientras friegas los platos. Mientras llevas los niños al cole. Mientras lees este post. Cada uno de estos momentos está embarazado. Contiene todos los elementos para abrirse a través tuyo de forma única. Pero para hacerlo necesita tu atención. Tu atención plena. Sentir, escuchar, recibir. Responder a la invitación de abrirte a una forma tuya, plena y auténtica de hacerlo. Cuando hablo de abrirte no significa hacer una lista de opciones en tu mente y elegir estratégicamente una de ellas, sino más permitirte algo que de alguna forma ya está allí, pero que necesita de tu atención para mostrarse, para revelarse.
Mirada interior
Te invito a poner la atención en algo que consideres poco importante. Y cuando vayas a vivirlo o a hacerlo, darle toda tu atención. Simplemente observa. Tus pensamientos, las sensaciones en tu cuerpo, tus emociones. Ahora, considera esta pregunta: ¿Qué quiere mostrarse a través tuyo en este momento? ¿Qué quiere manifestarse a través de tu atención? ¿Cómo puedes participar en ello?
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Cambiando de segunda piel (I)
Cambiando de piel
En el momento de escribir este post, estoy terminando de dejar el espacio en el que he vivido durante once años y empezando a vivir en uno de nuevo. En el proceso, alguien me dijo, la vivienda es tu segunda piel. Nunca antes lo había considerado así, y ahora encuentro esta frase llena de sentido. La forma en la que vivo este proceso es lejos de lineal. En mi mente pensaba, de acuerdo, dejo de vivir aquí, empaquetamos todo y empezamos a vivir allí. Aunque llevo un mes ya en el nuevo espacio, todavía no me siento completamente en él. Hace días que resistía el hecho de mirar las cosas que no me llevo al nuevo espacio, bastantes libros, CDs, juguetes, ropa, cosas,….Pensaba que era por la carga de trabajo que representaba. Sin embargo, tras romancear con el proceso varias semanas, conseguí reservar tiempo en mi agenda para dedicarlo exclusivamente a esto. A medida que la fecha señalada se acercaba, aumentaba mi sensación de ansiedad y ligero vértigo. Cuando por fin llegó el día y pude empezar a mirar a la bestia a los ojos, me di cuenta de la naturaleza única del empeño.
Sentir para estar con lo que es
Así como empecé a revisar cosa, por cosa, libro por libro, las emociones unidas a recuerdos empezaron a llegar, con sus lágrimas, risas y sacudidas. Entonces entendí el trabajo que tenía delante. Era tomar cada objeto, cada pieza de ropa, cada recuerdo, sentir las emociones y recuerdos que evocaba en mi, darle las gracias y colocarlo con amor en su sitio. “Su sitio” la mayoría de veces incluía soltarlo.
A mi entender, sentir es un primer paso esencial para muchos procesos. Para agradecer, para recibir, para honrar, para soltar. Sentir significa abrirte a aquello que más allá de tus racionalizaciones, sucede en tu interior en cualquier momento. Conectar con lo que sientes puede sorprenderte. A veces se supone que tienes que sentir pena, pero sin embargo te sientes alegre y liberado. Por ejemplo, en mi circunstancia pensaba que sentiría hastío frente al proceso que tenía delante, y sin embargo, fue una experiencia rica, energizante y llena de matices.
Sentir como portal a tu razón de ser
Sentir también es un portal para indagar sobre tu propósito, sobre la razón por la que existes. Este tema es la piedra angular de mi práctica de coaching además de la exploración central del libro que estoy escribiendo. Por ello te pregunto: ¿Cuando es que te sientes más vivo, energizado? ¿En que momentos sientes que tu vida tiene sentido? ¿Qué haces y como? ¿De qué forma está esto relacionado con tu propósito aquí?
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Dancers Ways o encontrarse a través del baile
Llegando
Tras cuarenta y cinco minutos conduciendo hacia las montañas, sigo el coche de Gerard Marsal hasta el lugar del encuentro. El GPS no encontró la carretera hacia el lugar. Siento una mezcla de emoción y familiaridad. Emoción por conocer a esta tribu única de profesores, bailarines, músicos y almas libres que se han unido en Dancers Ways. Familiaridad porque mi abuela nació en Alcover, justo debajo de la montaña en la que estamos.
Al bajar del coche, un gran perro me saluda como si fuésemos viejos amigos. Me siento bienvenida. El aire es húmedo y el bosque que nos rodea me genera un efecto de sentirme enraizada. Mientras Gerard me guía por el lugar, percibo cierta gravedad alrededor del trabajo que está teniendo lugar. Patricia García (Alhazar), profesora y una de las personas fundadoras de Dancers Ways, profundiza sobre esto mientras nos sentamos a tomar una taza de té caliente. El retiro acaba de empezar hoy, y ella guió al grupo en una meditación para ver el camino de su vida hasta este momento. Ella dijo, «Es un grupo increíble. Se abrieron, inmediatamente. Están haciendo el trabajo, tal como debe ser: encontrarse a través del baile».
El contenedor
El grupo, compuesto en su mayoría por mujeres de entre 16 y 50 años de todo el mundo, se ha reunido en este centro de retiros durante cuatro días. Su intención: explorar y crecer a través de la danza.
La primera cosa que me impresiona es el número de personas que hacen posible este contenedor de muchas cosas, el conjunto. Lo que quiero decir con esto, es toda la organización y preparación para que los participantes puedan hacer el trabajo que han venido a hacer. Empezando por el lugar, siguiendo por la música en directo dirigida por Gerard, hasta la iluminación, el sonido, la fotografía, la grabación, la traducción, y una miríada de pequeños detalles que aseguran que esta experiencia sea única.
Profundizando
Comparto con Patricia mi idea para el taller de después de la cena y vamos a la cúpula donde está sucediendo el último taller de coreografía-improvisación del día. Entramos en la sala, y de repente, me quedo sin palabras. Veo a un hombre. Veo bailarinas. Entonces un grupo. La conciencia del grupo comienza a hablar cuando un hombre susurra, escucha y baila: Illan Rivière está enseñando.
Su presencia afilada llena el espacio. Me da la sensación de que está trabajando con arcilla. Su cuerpo son sus manos, y los bailarines, el grupo, son la arcilla. Las manos están incitando la arcilla: «¡Cambia el estado! ¡Cambia de nuevo! ¿Cuál es tu calidad ahora? ¡Cambia!». Él la está amasando, dándole forma, moldeándola. La arcilla se vuelve más elástica y se forma libremente. «Ahora escuchad el espacio, escuchad el espacio interior, escuchad el espacio entre vosotros, escuchad el espacio del grupo…». Illan rodea a los miembros del grupo, los alienta, los desafía. «¡Dejaros cambiar! ¡Encontrad una nueva calidad! ¡Cambiad el espacio, sed cambiados por él!». Las manos, el cuerpo de Illan, muestran lo que él quiere que haga la arcilla, y la arcilla se inspira, es juguetona, fluida. Responde.
La primera vez que vi bailar a Illan, fue hace ocho años y me sorprendió su talento. Aquella vez él estaba en el escenario. Ahora en su papel de profesor, varios años después, me siento privilegiada de verlo transmitiendo su método. En este momento sus manos cambian de estar trabajando con arcilla a esculpir piedra. Como un maestro en la escultura, su cuerpo-alma esculpe el espacio con sus movimientos, con la danza. Así como Miguel Ángel se mueve al esculpir a David, los movimientos de Illan son precisos, elegantes y fundamentados. Con sus movimientos, el grupo continúa evolucionando. Adopta una forma, y otra, y otra. Percibo en el grupo placer, dolor, esfuerzo, fluidez… una deliciosa danza de cosas opuestas, que los participantes parecen disfrutar también. «Vamos a bailar para siempre», declara Illan, y ellas aceptan el desafío…
¿Por qué estás aquí?
Después de la cena, regreso a la cúpula para preparar el espacio y enraizarme. Me siento en círculo, con cojines para cada participante. El primer participante llega, nos saludamos y comenzamos a compartir. Luego, el siguiente, hasta que se completa el círculo. Dirijo una meditación sobre nuestro propósito único y cómo evocarlo a través de nuestra intención, una y otra vez. Viajamos, volvemos. Después de esto, invito a compartir y empieza una exploración viva. Suenan ideas como el hecho de que a veces nuestro único propósito está ligado a la curación de nuestro pasado. En otras ocasiones, lo que pueden parecer obstáculos para nuestro propósito, son nuestros mejores aliados. A menudo no tenemos respuestas articuladas al por qué estamos aquí, pero sabemos cuando estamos haciendo nuestro trabajo por cómo nos sentimos. Nuestro cuerpo lo sabe, y también nuestra alma.
Todo es posible
Como dijo Illan cuando enseñaba, «sólo intentadlo… no puede pasar nada… sólo es danza». Y sin embargo, debido a esto, al darte a ti mismo el cuerpo y el alma a través de la danza, cualquier cosa puede suceder: puedes sanar, puedes descubrir aspectos desconocidos de tí mismo, o incluso si estás listo, podrías tener tu más feroz diálogo con la vida sobre tu propósito único.
Cerramos y me me encuentro cambiada para siempre. Mi alma elevada, profundamente inspirada por este grupo de almas valientes que se han unido audazmente estos cuatro días para profundizar su vitalidad y singularidad.
Artículo publicado en el blog de Dancers Ways el 8 de febrero de 2018.
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De crítico interno a observador empático a través de la evolución de la mente
Continúa del post anterior De crítico interno a observador empático: cuando nuestras voces internas se vuelven amigas.
Evolución de la mente y crítico interno
Robert Kegan de Harvard plantea en su modelo evolutivo de la mente adulta varios estadios de evolución. En esta sección voy a indagar de acorde a mi experiencia, como el crítico interno evoluciona en cada uno de ellos. En su modelo Keagan habla de tres tipos de mente que corresponden a distintas etapas de evolución:
Mente socializada (socialized mind)
Cuando vivo desde la mente socializada, mi yo interno está compuesto por mis relaciones. Las relaciones me construyen como persona, y mi sensación de quien soy depende de ellas. Este yo, es un yo leal a las expectativas de las personas más significativas en mi vida. En mi experiencia muchas de las personas que viven en este estadio, cuentan con un crítico interno fuerte con frecuencia aliado con las voces de las personas con las que están en relación. Cuando nuestra identidad se funde con la lealtad hacia los otros perdemos autoridad y poder, y este suele ser el resultado de los ataques del crítico.
Mente que se crea a si misma (self-authoring mind)
Cuando vivimos desde la mente que se crea a si misma, nuestra vida está guiada por nuestros valores. My lealtad es hacia mi mismo y yo soy la autoridad en mi vida. Esta fase se caracteriza por reflexión e introspección, entrando entre otras cosas en contacto con el crítico para retarlo y/o deconstruirlo. En contrapartida emerge el observador empático como fuente de apoyo interno. En este espacio todavía escuchamos al crítico interno pero ya no nos quita poder, y somos capaces de demostrar que no tiene razón a través de nuestras acciones y forma de ser.
Mente que se transforma a si misma (self-transforming mind)
Esta fase evolutiva se caracteriza por la creatividad y la innovación. Nuestro sentido de quienes somos, nuestro yo interno es fluido. Desde esta etapa el conflicto cobra una nueva dimensión y no lo rehuimos. La incertidumbre no es algo de lo que quiera liberarme, sino más bien algo con lo que deseo intimar. También tenemos acceso a perspectivas sistémicas, y nos interesa transformarlas para el bien de todos, más allá de nuestro interés personal. En este espacio nuestro crítico interno se ha silenciado casi por completo. Nadie lucha con el y ocasionalmente se escucha al observador empático. Experimentamos mucho espacio y nuestras acciones empiezan a surgir desde la no acción taoísta.
Cuando el silencio nos llena
En mi experiencia, más allá del observador empático, cuando incluimos y trascendemos al crítico interno lo que sucede en nuestro interior es que nace un gran espacio. Este espacio no contiene voces positivas ni negativas, una de sus principales cualidades es el silencio. De alguna forma este espacio lo contiene todo. Al no existir voces críticas, podemos considerar todas las opciones, especialmente aquellas que antes, bajo la influencia de nuestro crítico, no podíamos ni tan siquiera imaginar. Junto a considerar estas opciones, también se afloja el sentido de la preferencia. Más que un aferrarse diciendo: “¡Esta es la buena!”, presenciamos las distintas opciones y suavemente nos inclinamos por una, sabiendo que no todo depende de nosotros, confiando en la profunda insondabilidad de la vida.
Mirada interior
La próxima vez que escuches a tus voces internas, date cuenta de quién está hablando, si tu crítico interno o tu observador empático. Plantéate ¿Cómo puedes invitar al observador empático a tomar más espacio en tu interior? ¿Cómo te sientes al escucharlo? ¿Qué es posible en tu vida cuando lo haces?
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De crítico interno a observador empático: cuando nuestras voces internas se vuelven amigas
María, una de las personas a las que tengo el placer de acompañar a través del coaching, después de cierto trabajo familiarizándonos con su feroz crítico interno, me planteaba: “de acuerdo Magda, cuando no hago caso a mi crítico interno, me surge una voz que me dice todo lo contrario, eres maravillosa, eres la mejor…..¿Cómo sé si esta voz es real?” A raíz de esta reflexión, pudimos profundizar en la naturaleza del “crítico interno” y lo que se encuentra al otro lado de esta polaridad.
Del crítico interno al observador empático
Jill Mellick en su libro Transpersonal approaches to creative expression, compara al Crítico Interno con el Observador empático. Como puede observarse más abajo, ambas voces se encuentran en polos opuestos, en cuanto a la relación y al efecto que tienen sobre nosotros. El crítico interno se le puede etiquetar como una variedad de enemigo, alguien que realmente no nos quiere nada bueno. En cambio podemos considerar al observador empático como un amigo incondicional, que siempre está allí para ayudarnos y sostenernos.
CRÍTICO INTERNO OBSERVADOR EMPÁTICO
1. Critica 1. Anima-Incentiva
2. Abusa hasta el servilismo 2. Nutre y Apoya
3. Te sermonea, te habla críticamente 3. Te escucha comprensivamente
4. Te Juzga 4. Te contempla
5. Te perdona condicionalmente 5. Te absuelve incondicionalmente
6. Valora el resultado 6. Valora cómo has llegado a producirlo
7. Te impone reglas 7. Te muestra el camino
8. Se apoya en la culpa 8. Se apoya en el amor
9. Valora el control 9. Valora el crecimiento
10. Culpa 10. Perdona
11. Te dice “confía en mis reglas” 11. Te dice “confía en ti mismo”
12. Descalifica tus sentimientos 12. Confía en tus sentimientos
13. Te impone la emoción 13. Te pone en contacto con esa emoción
(Generalmente negativa)
14. Dice “Nunca es suficientemente bueno” 14. Dice “Es lo mejor que puedes hacer”
15. Construye imágenes negativas de ti 15. Construye imágenes positivas de ti
16. Te recuerda tus desaciertos pasados 16. Te dice “Todo es posible”
17. Usa palabras como Nunca, Siempre, 17. Usa palabras como Algunas veces
Deberías ,Tienes que, No debes, Tal vez, Puedes, Necesitas, Quieres, Deseas, Y
No puedes, Pero
Voces exteriores
Un ejercicio interesante al tomar consciencia de nuestras voces críticas y nuestras voces empáticas, consiste en identificar qué personas de nuestro entorno cercano encarnan unas u otras. En mi experiencia, nuestras voces internas y externas se refuerzan. Por ejemplo, cuando hace ya algunos años decidí dejar mi trabajo en el sector empresarial para estudiar un máster de Género y Políticas sociales, una parte de mi entorno me decía que era una locura, que no tendría salida y que era una pérdida de tiempo. Mientras que otra, más de acorde a mi intuición y mi observador empático me decía que adelante si aquello era lo que me interesaba, que ya sabría como aplicarlo. Y de hecho así fue. Si las personas a las que escuchamos tienden a representar a nuestro crítico interno, este tendrá más fuerza dentro de nosotros e igual con el observador empático.
Cuando solo tenemos la voz interior
En muchos casos no hay personas de nuestro entorno que encarnen a nuestro observador empático. Entonces tenemos la oportunidad de confiar y decidir por nosotros mismos, cultivando la conexión con esta fuente de sabiduría, tan fundamental para nuestro desarrollo adulto.
Mirada interior
Detente un momento e identifica por un momento al Crítico Interno y al Observador Empático dentro de ti en referencia a un asunto que te importe. Ahora, busca correlaciones con las personas con quien tienes una relación cercana. ¿Qué personas/medios/entornos refuerzan el mensaje del crítico y cuales el del observador empático? De acorde a esto, ¿Con qué personas/medios/entornos quieres cultivar una relación o bien mantener cierta distancia?
¿De qué forma puedes reforzar a tu observador empático, como la fuente principal de autoridad en tu vida?
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Pautas clave para sostener tu nueva forma de ser
Continúa del post anterior ¿Cómo sostienes una nueva forma de ser?
¿Qué resulta clave para consolidar una nueva forma de ser?
En base a mi experiencia de evolución personal y de las personas a las que acompaño, para consolidarse en una etapa evolutiva hace falta:
1- Ser amablemente disciplinados
Ser amablemente disciplinados con las prácticas y preservar estructuras que nos han llevado a ella – meditación, ritmo vital, escuchar nuestro cuerpo, priorizar unas cosas frente a otras. Por ejemplo, en mi situación, sé que para mi evolución personal necesito parte de mi tiempo sin agendar. Cuando sin darme cuenta me lleno la agenda completamente con sesiones de coaching, facilitación o llamadas, dejo de poder dar lo mejor en cada una de ellas. En este sentido, preservar una estructura evolutiva para mi significa reservar porciones de tiempo sin foco concreto para conectar con mi creatividad, escribir, reflexionar sobre lo aprendido,…
2- Mantener la foco en aquellas cosas que antes nos dominaban
Para desarrollarnos evolutivamente según Robert Kegan , es necesario hacer al “sujeto”, “objeto”. Esto significa que si por ejemplo en mi forma de ser anterior, se apoderaba de mi la rabia. El trabajo en esta nueva etapa es cada vez que esta surja, no darle mi poder, sino observarla sin seguir su llamada a la acción. De esta forma la rabia pasa a ser “sujeto” (=yo) a “objeto” (=algo que puedo observar, integrar y trascender).
3- No intentar entender del todo esta nueva forma de ser
Perdernos en el querer entender de forma exclusivamente cognitiva nos puede llegar a bloquearnos, con la falsa ilusión que podemos controlarlo todo. Todos conocemos a personas que se enfocan tanto en querer entender, que se olvidan del resto de dimensiones vitales, incluso de pasar a la acción. ¿O quien no se ha quedado enganchado en bucles cognitivos que no llevan a ninguna parte, como si, parafraseando a mi profesor James Flaherty , la vida fuese un problema a resolver? Como enfatiza elegantemente Rob McNamara la verdadera evolución pasa también por el cuerpo, por el sentir, por el expresar,.…dejando a la mente en segundo plano. Consiste de hecho, en permitirse estar con el misterio, por contradictorio que parezca.
4- Tener paciencia y practicar la auto-compasión
Tener paciencia y practicar la auto-compasión cuando volvamos ocasionalmente a la versión anterior de nosotros mismos. Evolucionar no significa tirar por la borda nuestras formas de ser anteriores. Se trata más de un envolverlas en otras que nos dan más sentido y nos permiten otras posibilidades. Por ello, en las seguras regresiones, lo mejor que podemos hacer es ser compasivos con nosotros mismos y seguir adelante. Por ejemplo, si una semana he dejado de ir a yoga por acumulación de trabajo, y a raíz de ello una forma de estar en el mundo más agitada y ansiosa se apodera de mi, en lugar de criticarme por ello y sentirme culpable, puedo elegir simplemente renovar mi compromiso y recuperar la práctica.
5- Tomar consciencia del cambio y celebrarlo
La mente en su tendencia normalizadora y manipuladora nos puede hacer creer que ha sido fácil habitar esta nueva forma de ser, pues de algún modo, todo aquello “estaba claro y ya lo sabíamos o practicábamos de alguna forma”. De esto, deriva el quitarle peso a nuestros pasos evolutivos con sus nuevas y radicalmente diferentes formas de ver e interactuar en el mundo, debilitando su consolidación. Por eso en mis programas de coaching , es tan importante que el crecimiento y evolución tengan lugar, así como el darse cuenta de que lo estamos haciendo. La invitación que lanzo es a darse cuenta y compartirlo en conversación con personas cercanas o en nuestro diario. Y si nos sentimos inclinados a ello, celebrarlo secreta o abiertamente, con nosotros mismos o en comunidad.
Mirada interior
Y tu, ¿Cómo integras, consolidas y sostienes tus nuevas formas de ser?
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