Cuando crear es evolucionar (II)
(continúa del post anterior)
Creando nos creamos
Una de las aportaciones de la post-modernidad según Wilber es la de hacer explícito la importancia del contexto a la hora de generar sentido o crear significado. También afirma que puesto que los contextos son infinitos, la evolución del cosmos pasa en una de sus dimensiones a través del proceso de generación de sentido personal y colectivo.
Passarel·les
Avui caminant pel Montsant,
passarel·les arran del precipici.
Un pas en fals i de sobte,
el no res.
Ahir vosaltres,
ensurt a la carretera.
Una reacció fora de temps i de cop,
el no res.
En tot moment, caminem per passarel·les.
Per això cal anar amb compte.
Un no pot anar massa amb compte,
em van dir una vegada.
Anar amb compte vol dir parar atenció.
A un mateix, als altres, a l’entorn.
I malgrat les passarel·les, malgrat l’abisme,
gosar crear.
Creant, ens creem.
Creant, descobrim qui som,
quan en el procés, trobem sorpresos traces
de la nostra fugissera essència.
No parlo de grans creacions.
Dibuixos en una pissarra o a la sorra,
a voltes vindran onades i l’esborraran.
I tanmateix no importa.
La vibració haurà sorgit,
haurà deixat petjada.
En algun cor,
en algun univers.
Tal y como expreso en mi poema crear requiere una gran dosis de coraje. Sabernos efímeros, viajeros de una misteriosa broma cósmica y aún así osar crear. Cuando lo hacemos, nos creamos a nosotros mismos, realizando nuestro potencial y contribuíendo a la evolución.
Crear como forma de vida
Dos sesiones en Sea Harts, me sacudieron internamente en cuanto a mi relación con la creatividad. Me di cuenta que de alguna forma, me estaba guardando proyectos creados, por pensar que tal vez no eran demasiado buenos. O por esperar a estar lista y así poder sacarlos a la luz cuando llegara el momento apropiado. Me di cuenta de cómo de forma sutil, estaba estancando el río de mi creatividad, intentando controlarlo. ¿Alguna versión de esto resuena en tí? Lo que aprendí, fue que, cuanto más controlamos nuestro flujo creativo, más debil de vuelve. Y lo contrario, cuanto más nos soltamos y dejamos ir el mismo, más cerca de nosotros mismos estamos y más fuerza vital nos es dada para continuar creando. Una versión de lo mismo lo expresó bellamente Martha Graham:
Existe una vitalidad, una fuerza vital, un estar dispuesto que se transmite a través de la acción, y dado que solo existe una persona como tu, en todo el tiempo, esta expresión resulta única. Y si la bloqueas, no volverá a existir nunca más a través de ningún otro medio y se habrá perdido para siempre.
Mirada interior
¿De qué forma o formas estás bloqueando tu creatividad? ¿Que espacios / tiempos puedes crear para ti para dar salida a la misma? ¿Qué espacios/tiempos puedes reconvertir para que sean creativos? ¿Con quién quieres / puedes hacerlo que respete la regla número uno de la improvisación?
- Publicado en Sin categorizar
Cuando crear es evolucionar (I)
Un espacio para crear

El Burren, Irlanda
Este verano, durante los días que pasé en Irlanda en familia, descubrí un rincón muy especial: “Sea Harts”. En el pintoresco pueblo costero de Lahinch, en una callejuela de poco tráfico, el lugar nos atrajo por puro magnetismo. Mi hija de casi tres años y yo, entramos y vimos a un grupo de niños cada uno concentrado en lo suyo: uno estaba terminando un barco de vela, otro acabando de pintar una piedra de playa como si fuera una oveja, otro comprobando que lo que había pintado estaba ya seco. De pronto me sentí como en el “Planeta imaginari” – no puedo creer que haya encontrado una versión del mismo! -, un programa infantil de TV2 que con el Claro de Luna de Debussy de banda sonora, evocaba universos de posibilidad en mi. En el espacio, una mujer de aire élfico nos invitó con una sonrisa. Me gustaría conocer un como funciona, como participar…le dije, nos encanta crear, confesé. Estáis en el sitio bueno entonces, dijo Rachel con las orejas de punta escondidas detrás del pelo rubio. Nos explicó como funcionaba todo, básicamente todos los materiales: arena, conchas, piedras, palos, pintura, purpurina, hilos, botones, plumas, telas…. estaban disponibles para ser usados con la intención de crear aquello que quisiéramos. Las estanterías estaban llenos de ejemplos de lo que era posible. Piedras redondas convertidas en graciosos caracteres, con gorra y bufanda, animales de todo tipo, barcos, colgantes, cuadros, pájaros y un largo etcétera. Al día siguientes ya estábamos allí.
Una hora para crear
Después de ponerle la bata a la pequeña, y acompañarla a buscar materiales, Rachel me preguntó: ¿Tu también vas a crear? Pensé, no voy a poder, tendré que acompañar a la peque, con todo la de materiales que hay aquí, podría montar una gorda. Y sin embargo, de mi boca salió un “me encantaría”. Fantástico dijo ella. Entonces tu misma, ya sabes, todo está a tu disposición. Sentí una excitación interior. Desde ser madre que no he podido pintar casi nada, así que aquello era como un tíquet al paraíso de una hora. Empecé a recolectar materiales. Un palo que en realidad era una serpiente, una piedra que quería expresar los colores de Irlanda: blanco, verde, azul y gris, con toques de color de las variadas flores. Concentrada en mi labor creativa, una parte de mi atención seguía a mi hija que acompañada de Rachel estaba en pleno viaje creativo. Decidí observar y contener mis ganas de intervenir a no ser que fuera realmente necesario.
¡Si, si, genial! ¿Quieres más? ¡Adelante! ¡Es fantástico!
Ella había elegido una piedra redonda del tamaño de un puño. Lo primero que quiso hacer fue ponerle unos ojos de plástico pegados ¿Quieres pintarla, le preguntó Rachel? En inglés, señalando a las pinturas. A ella le encendieron los ojos y dijo si. Yo pensaba “pintura, va a armar una buena, nunca ha pintado en pincel”. Le dieron un pincel y le preguntaron qué colores quieres, mira hay estos de aquí: cogió el verde. Tomando una buena dosis del mismo – demasiado pensé yo- lo puso en la paleta. Allí cogió el pincel y empezó a pintar la piedra. La pintura se acumulaba en la piedra – imposible que luego se seque pensaba yo, es demasiada, además habiá tapado los ojos. Sin embargo, Rachel decía: “Que bien lo haces, así, así muy bien” “Más, adelante!” y ella sonreía encantada. Cuando la piedra parecía chorrear de pintura, Rachel le dijo, mira quieres ponerle arena de colores? enseñándole el bote. De nuevo, la pequeña refulgía de posibilidad, como diciendo, no solo me lo muestras, sino que me lo das! Entonces empezó a espolvorear la piedra con purpurina naranja. Rachel, con algunas telas en la mano le dijo, mira te gustaría emplear alguna de estas? Ella eligió una de plateada. ¿Donde la quieres? Aquí dijo ella. Ah, quieres ponerle una falda susurraba Rachel, que hábilmente pegaba la tela con una pistola de de silicona. Quieres la falda solo por delante o también por detrás. También por detrás dijo convencida. Estupendo, celebraba Rachel, está quedando magnífico. En ese instante vio una pluma y la cogió. Para ponerla en la piedra. Dónde la ponemos preguntó Rachel? La peque dijo, aquí – yo pensaba, pero si no le cabe nada a la pobre piedra, pero me equivoqué. Entonces vio el pincel y lo cogió de nuevo. A mi me salía el instinto de decir “no, ya has pintado demasiado, la pintura se está secando”. Pensé que esto es lo que iba a salir de la boca de Rachel, pero nada más lejos, sino un “¿Ah, que quieres volver a pintar? ¿Ahora en azul? Espera que te ayudo”. La piedra, sorprendentemente absorbió algunas pinceladas más de azul. Mi hija se veía saciada y feliz, y de algun modo había puesto la atención en otra cosa. “Parece que has terminado, dijo Rachel” y la acompañó a buscar materiales para otra creación.
Más allá de sostener el espacio
¿Cuántos espacios tenemos en los que todo sea posible, y en el que nadie nos diga “esto no lo puedes hacer” o “mejor hazlo de esta forma”? Es decir, espacios de aceptación total de lo que hacemos y por tanto de lo que somos. A mi entender, muy pocos. La buena noticia es que los adultos podemos crearlos nosotros mismos. ¡Por nuestro bien! No tienen que ser de mucha duración, ni tampoco de gran espacio físico. Se trata más bien de cómo nos relacionamos con nosotros mismos al estar en ese espacio/tiempo.
En estos espacios podemos dibujar, garabatear, hacer cualquier tipo de manualidad, bailar, componer, cantar,…tanto si estamos sólos como en compañía te invito a considerar la ley número uno de la improvisación. Aprendí esta cuando de la mano de Pluribus, empecé a facilitar sesiones de formación en diversidad e inclusión para grandes empresas. Al tratarse de contratos grandes y en varias partes del mundo, nunca sabías con quien ibas a co-facilitar el taller hasta media hora antes de mismo o con suerte el día anterior. La regla de la improvisación era fundamental: Pase lo que pase durante la sesión, en ningún caso vamos a contradecir ni a corregir aquello que ha dicho el otro. En lugar de decir “pero” vamos a utilizar el “y”. Las sesiones fluyeron de maravilla y disfruté de algunos de los momentos de co-creación grupal más potentes de mi vida.
- Publicado en Sin categorizar
Crítico interno: cuando el enemigo es una parte de ti (II)
(continúa del post anterior)
¿Qué hacer en pleno ataque?
Fruto de mi propio aprendizaje y de acompañar a personas a través del coaching integral he desarrollado esta pauta para poner en práctica durante un ataque del crítico interno.
- Date cuenta e internamente afirma: “Esto es un ataque del crítico interno”
El crítico interno – de entre otras voces – se le identifica por ser una voz sin corazón, a menudo cruel y a veces despiadada. - Respira: lleva la respiración al vientre y déjate calmar por la misma.
- Conecta con las sensaciones físicas y pregúntate: ¿Qué siento? ¿Cuál es el mensaje del crítico?
- Crea espacio entre tu yo verdadero y lo que está sucediendo dándote cuenta de que tu no eres esa voz ni tampoco la que se defiende de ella. Repite estas palabras si te sirve de ayuda: Yo no soy esta voz ni tampoco la que se defiende de ella.
- Autocompasión: Conecta con un espacio de compasión hacia ti mismo en el que albergar al crítico y a la parte de ti que está siendo atacada y/o está defendiéndose. Quédate con las dos, al igual que un buen amigo de ambas.
- Evita dejarte llevar por la llamada a la acción de las defensas al crítico. Intenta mantener la batalla en el fuero interno. Si buscas las culpas fuera perderás de vista todo el complejo y la oportunidad de aprender de ello. Si esto no es posible, acéptalo y pide después las disculpas necesarias.
- Aprovecha la calma después de la tormenta para escribir sobre ello y aprender de tu crítico, tus defensas y sobre como actuar la próxima vez que aparezca.
Prácticas para entablar relación con el crítico
Más allá de la immediatez de hacer frente a la situación cuando ocurra, al igual que con cualquier otra dimensión de nuestro mundo interior, las prácticas que desarrollen nuestro “testigo” interior – según acepción de Ken Wilber – van a ayudarnos a calmar la mente y a conocer al crítico. Prácticas como el yoga, la meditación, la contemplación, escribir en un diario nuestro flujo de conciencia,…ver mi post sobre el tema para más detalle, nos facilitarán el poder escuchar, conocer e integrar estas voces.
A medida que vayamos identificándolas, resulta interesante preguntarse sobre su procedencia y sobre la naturaleza de su agenda:
- ¿Quien es la voz en cuestión o a quien representa?
- ¿Qué se supone que debes hacer según esta voz?
- ¿Quienes son los otros en función de esta voz?
- ¿Cómo es el mundo para ella?
Para trabajar con distintas voces críticas, ayuda el ponerles nombres tal y como si se tratara de personajes de una obra de teatro. De modo que cuando vuelven a aparecer, es más fácil darse cuenta y desidentificarse de ellas.
Al mismo tiempo, una vez identificado el crítico, es interesante preguntarse ¿Qué hacemos cuando nos sentimos atacados por nuestro crítico interno? Responder a esta pregunta nos permitirá dilucidar los mecanismos de defensa frente al mismo. Esto es de crucial importancia pues nuestras defensas frente al ataque interno a menudo resultan tan o más problemáticas que los efectos del ataque en si.
Más sobre el crítico
Conocer a nuestro crítico y nuestros mecanismos de defensa es la única forma de integrar y trascenderlos. En este sentido, encuentro útiles y profundas las enseñanzas de Kirstin Neff y Robert Augustus Masters, así como en El Crítico Interno y la Autoaceptación editado por Tami Simon. El enfoque de Soul Without Shame de Byron Brown también resulta transformador. A todos ellos los integro en mi práctica de coaching.
Mirada interior
A mi entender el trabajo del crítico interno ejemplifica de forma rotunda el carácter arduo – del latín arduus, elevado, difícil – del crecimiento y evolución personales. No hay atajos en esta senda escarpada en la que el nuestros recursos internos y externos, la autocompasión y la práctica comprometida nos facilitan el ir avanzando hacia nosotros mismos.
A modo de auto-reflexión te invito a considerar estas preguntas: ¿Cómo es tu crítico interno? ¿De qué forma de obstaculiza o estanca tu potencial? ¿Qué vas a hacer al respecto?
- Publicado en better and better
Crítico interno: cuando el enemigo es una parte de ti (I)
Ataques por sorpresa
Hasta el momento ha sido un día en familia estupendo, y todo parece ir bien. Una interacción sin aparente importancia, unas palabras me pillan distraída y dan en el blanco. De pronto me siento como una niña de siete años a la que acaban de reñir por ser desordenada, por repetir los mismo errores una y otra vez, por ser un desastre. Internamente me invade una sensación de vergüenza ardiente, siento que hay algo en mi que no está bien y me ofusco. Siento el impulso de defenderme atacando. Me doy cuenta de como las palabras han activado a mi crítico interno y de todo el proceso. Empiezo a observarlo todo sin dejarme llevar por el torrente emocional ni interactuar desde ese espacio. Empiezo a observar lo que ocurre desde una perspectiva mayor: el ataque del crítico, mi yo de siete años y mi mecanismo de defensa. Estos se convierten en objetos de mi conciencia y elijo sentir compasión por ellos. Las emociones pasan y vuelvo a mi yo adulto y evolucionado. No solo he capeado el temporal, sino que he hecho conscientes, partes de mi subconsciente integrándolas en mi ser.
Existen infinitas versiones del crítico interno como experimento cada día en mi práctica de coaching. Para Clara, una empresaria de éxito, su crítico interno se suma a las reuniones que ella y su socio tienen con clientes. En forma de sensaciones físicas o voces menos sutiles, le susurra que su socio es mejor, más inteligente y que sabe más de todo. Frente a ello, Clara se hace pequeña y casi no habla en las mismas, reforzando aún más el juicio cruel de su crítico interno, y también alimentando un resentimiento inconsciente hacia su socio.
La peculiar voz del crítico interno de Miguel, artista polifacético, le cuestiona sus capacidades internas en momentos de liderazgo, en los que compartir su talento y visión. Su crítico le dice que tansolo es uno más y que sus ideas no valen más que las del resto, con lo que termina reprimiéndolas. Esto paraliza a Miguel, dejándolo con una sensación de frustración e impotencia.
¿Alguna versión de esto te suena familiar?
¿Qué es el crítico interno?
Según Ken Wilber en Psicología Integral, una de mis lecturas de verano, una persona normal cuenta con una docena de subpersonalidades. Las subpersonalidades se experimentan como distintas voces en el diálogo interno de uno o en forma de sensaciones físicas. Algunas de las más comunes son las del ego padre/madre, hijo, adulto, conciencia, superior, inferior, yo auténtico, ser auténtico y el crítico interno entre otras.
Cada una de estas subpersonalidades cuenta con su propio nivel de desarrollo. Es por ello que al estar bajo los efectos de una de ellas, las personas actuemos de formas aparentemente contradictorias o desconectadas de nuestro yo adulto.
El origen de las subpersonalidades es cultural. Según mi experiencia en mi práctica de coaching, algunas de las subpersonalidades más problemáticas provienen del ámbito familiar, es decir de las voces críticas internalizadas del padre y/o la madre.
Las subpersonalidades complican las cosas, cuando las disociamos de nuestro yo consciente. Es entonces cuando selladas en el sótano de nuestro subconsciente, mandan dolorosas señales cuando las circunstancias apelan a ellas, bloqueando nuestras capacidades y potencial.
Dos actitudes básicas frente al crítico
El crítico interno se activa cuando surgen las circunstancias interiores o exteriores propicias.
Frente a esto, en mi experiencia hay dos actitudes conscientes o inconscientes de relacionarse con el crítico interno. Algunas personas elegimos profesiones o circunstancias que nos llevan a enfrentar a nuestro crítico interno. Uno de mis maestros, James Flaherty llamaba a esto “ir hacia el fuego”. Otras personas eligen formas de evitar circunstancias activadoras del crítico a toda costa, moldeando su vida en función de ellas. Sin embargo, cuanto más alienadas están estas voces más fuerza tienen, al igual que todo lo inconsciente, como brillantemente expresó C.G.Jung «Hasta que el inconsciente no se haga consciente, el subconsciente dirigirá tu vida y tú le llamarás destino».
En mi próximo post compartiré prácticas sobre que hacer en pleno ataque de crítico interno, así como formas de entablar una relación con el crítico de modo que podamos integrarlo y seguir evolucionando.
- Publicado en better and better