Crítico interno: cuando el enemigo es una parte de ti (I)
Ataques por sorpresa
Hasta el momento ha sido un día en familia estupendo, y todo parece ir bien. Una interacción sin aparente importancia, unas palabras me pillan distraída y dan en el blanco. De pronto me siento como una niña de siete años a la que acaban de reñir por ser desordenada, por repetir los mismo errores una y otra vez, por ser un desastre. Internamente me invade una sensación de vergüenza ardiente, siento que hay algo en mi que no está bien y me ofusco. Siento el impulso de defenderme atacando. Me doy cuenta de como las palabras han activado a mi crítico interno y de todo el proceso. Empiezo a observarlo todo sin dejarme llevar por el torrente emocional ni interactuar desde ese espacio. Empiezo a observar lo que ocurre desde una perspectiva mayor: el ataque del crítico, mi yo de siete años y mi mecanismo de defensa. Estos se convierten en objetos de mi conciencia y elijo sentir compasión por ellos. Las emociones pasan y vuelvo a mi yo adulto y evolucionado. No solo he capeado el temporal, sino que he hecho conscientes, partes de mi subconsciente integrándolas en mi ser.
Existen infinitas versiones del crítico interno como experimento cada día en mi práctica de coaching. Para Clara, una empresaria de éxito, su crítico interno se suma a las reuniones que ella y su socio tienen con clientes. En forma de sensaciones físicas o voces menos sutiles, le susurra que su socio es mejor, más inteligente y que sabe más de todo. Frente a ello, Clara se hace pequeña y casi no habla en las mismas, reforzando aún más el juicio cruel de su crítico interno, y también alimentando un resentimiento inconsciente hacia su socio.
La peculiar voz del crítico interno de Miguel, artista polifacético, le cuestiona sus capacidades internas en momentos de liderazgo, en los que compartir su talento y visión. Su crítico le dice que tansolo es uno más y que sus ideas no valen más que las del resto, con lo que termina reprimiéndolas. Esto paraliza a Miguel, dejándolo con una sensación de frustración e impotencia.
¿Alguna versión de esto te suena familiar?
¿Qué es el crítico interno?
Según Ken Wilber en Psicología Integral, una de mis lecturas de verano, una persona normal cuenta con una docena de subpersonalidades. Las subpersonalidades se experimentan como distintas voces en el diálogo interno de uno o en forma de sensaciones físicas. Algunas de las más comunes son las del ego padre/madre, hijo, adulto, conciencia, superior, inferior, yo auténtico, ser auténtico y el crítico interno entre otras.
Cada una de estas subpersonalidades cuenta con su propio nivel de desarrollo. Es por ello que al estar bajo los efectos de una de ellas, las personas actuemos de formas aparentemente contradictorias o desconectadas de nuestro yo adulto.
El origen de las subpersonalidades es cultural. Según mi experiencia en mi práctica de coaching, algunas de las subpersonalidades más problemáticas provienen del ámbito familiar, es decir de las voces críticas internalizadas del padre y/o la madre.
Las subpersonalidades complican las cosas, cuando las disociamos de nuestro yo consciente. Es entonces cuando selladas en el sótano de nuestro subconsciente, mandan dolorosas señales cuando las circunstancias apelan a ellas, bloqueando nuestras capacidades y potencial.
Dos actitudes básicas frente al crítico
El crítico interno se activa cuando surgen las circunstancias interiores o exteriores propicias.
Frente a esto, en mi experiencia hay dos actitudes conscientes o inconscientes de relacionarse con el crítico interno. Algunas personas elegimos profesiones o circunstancias que nos llevan a enfrentar a nuestro crítico interno. Uno de mis maestros, James Flaherty llamaba a esto “ir hacia el fuego”. Otras personas eligen formas de evitar circunstancias activadoras del crítico a toda costa, moldeando su vida en función de ellas. Sin embargo, cuanto más alienadas están estas voces más fuerza tienen, al igual que todo lo inconsciente, como brillantemente expresó C.G.Jung “Hasta que el inconsciente no se haga consciente, el subconsciente dirigirá tu vida y tú le llamarás destino”.
En mi próximo post compartiré prácticas sobre que hacer en pleno ataque de crítico interno, así como formas de entablar una relación con el crítico de modo que podamos integrarlo y seguir evolucionando.
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Las emociones como portal a la plentiud… ¿Celos incluidos?
Me fascina el canto de Rumi sobre el alma humana en sus poemas. En concreto la invitación a la plenitud que realiza en muchas ocasiones. La casa de huéspedes es un delicioso ejemplo de ello.
El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana un nuevo recién llegado.
Una alegría, una tristeza, una maldad.
Cierta conciencia momentánea llega
como un visitante inesperado.
¡Dales la bienvenida y recíbelos a todos!
Incluso si fueran una muchedumbre de lamentos,
que vacían tu casa con violencia.
Aún así, trata a cada huésped con honor.
Puede estar creándote el espacio
para un nuevo deleite.
Al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia,
recíbelos en la puerta riendo
e invítalos a entrar.
Sé agradecido con quien quiera que venga,
porque cada uno fue enviado
como un guía del más allá.
EMOCIONES SEGÚN RUMI
El mensaje resulta potente. Escucha a todas tus emociones y entra en contacto con ellas, “porque cada una fue enviada, como un guía del más allá”. Y la elocuencia según mi interpretación es clara: las emociones son señales que nos conectan con nuestro estado real, consciente o inconsciente. Escuchándolas, mi experiencia es que podemos conectar con patrones inconscientes sin resolver y, al abrazarlos, trascenderlos. A menudo, durante muchos años de práctica.
¿EMOCIONES INDESEABLES?
Llevo siguiendo este camino durante bastante años con emociones como el enfado, la rabia o la pena y, sin embargo, hay emociones que resultan más incómodas, al igual que invitados a los que les resulta más difícil de acoger o sostener durante el tiempo que pasan entre nosotros. La última semana me visitó una emoción con reputación de monstruo verde, “green eyed monster”: los celos.
Fruto de una situación familiar, esta emoción me envolvió de un humo de veneno amargo. De hecho, parecía no sentirla yo la emoción sino más bien resultaba una vibración que emanaba de mi hacia afuera.
EL REGALO DE LOS CELOS
Según Karla McLaren, el regalo de la emoción de sentir celos es una invitación a poner atención en áreas como el compromiso, la seguridad, la conexión, la lealtad y la justicia. Afirma que los celos emergen en respuesta a retos que pueden desestabilizar nuestra conexión con el amor, retención de pareja o lealtad. Estos retos, pueden venir de fuentes externas, de un sentido interno de falta de autoestima o de ambas. Nos invita a considerar las preguntas: ¿Qué ha sido traicionado? ¿Qué necesita ser sanado y curado?
AL CORAZÓN DE LA EMOCIÓN
Al darme cuenta de la emoción, mi primera reacción fue de rechazo. No quiero sentirme celosa. A mi edad, que tontería. Es ridículo. Y sin embargo, la emoción persistía. Decidí reconectar con mi compromiso de aceptar todo lo que surja en mi sin juzgarlo y desde una actitud de curiosidad no reactiva. Entonces la experiencia cambió.
Una parte de mi, cercana a la niñez, se sentía mal. Sentía que algo estaba en riesgo. Los celos, como una alarma, apuntaban a estar en máxima alerta. Me relajé y le pregunté a esa parte de mi: ¿Qué era lo que estaba en riesgo? ¿Qué era aquello que temía? Había miedo. ¿Miedo a qué? Al rechazo, a ser herida de nuevo. También había una contracción en mi corazón. Como una ligera congelación. Antes que me rechacen, rechazo yo, decía la emoción de los celos. Después de esta sesión de circling y focussing conmigo misma, de llorar y aflojar aquello que estaba tenso, me sentí diferente. En otro espacio más relajado, más cálido. No había rechazo en mi, ni reactividad. Algo había sido aceptado, incluido y trascendido.
FOCUSSING / CIRCLING
Hoy mismo, con una persona a la que acompaño a través del coaching integral, hemos trabajado un miedo con resultados similares. El cuerpo, depositario de nuestro inconsciente —en palabras de Reggie Ray—, almacena patrones de nuestro ego en forma de tensiones. A través del circling y el focussing, conseguimos ir a esta tensión, a la emoción y al constructo mental correspondiente tocarla, aceptarla, incluirla y trascenderla.
INVITACIÓN
La próxima vez que sientas algo que no quieras sentir, te invito a parar y a darte cuenta de ello. Considera la posibilidad de acercarte a la emoción, ver como se registra en tu cuerpo y escuchar el mensaje que trae. Al hacerlo, deseo que recibas el regalo de la misma, ya que sea cual sea su forma, aumentará la plenitud en tu vida.
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